Una encuesta encargada por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) demuestra que el 85% de los consumidores españoles está satisfecho con la calidad y los niveles de seguridad alimentaria de los productos elaborados que compra. Los responsables de la patronal de la alimentación encargaron un estudio con motivo del 25 aniversario de su existencia. El estudio lo realizó la compañía Sigma Dos en los meses de noviembre y diciembre pasados.
La encuesta, presentada ayer en la reunión anual de la FIAB, confirma que el consumidor español es en su mayoría marquista, es decir, confía mucho en el prestigio de la marca a la hora de valorar la calidad de un producto alimenticio. Eso ocurre en el 79,2% de los casos, mientras que en un 89,4% de los casos se admite además como muy importante en esos procesos de compra la confianza que le inspire el establecimiento.
La marca es especialmente valorada en los productos lácteos, con un 74,1% de los casos, mientras que en las conservas un 64,3% de los consumidores afirman que tienen en cuenta la marca, en las legumbres y pastas un 62,5%, y en los productos congelados se alcanza el 57% de los encuestados.
Por su parte, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, expresó ayer en dicha reunión la «especial preocupación» del Ejecutivo en la evolución de la inflación en el sector de la alimentación e instó a las industrias del ramo a redoblar esfuerzos para avanzar en la «transparencia» como fórmula de contención de precios.
Rato aseveró que «es imprescindible una reducción de las tensiones inflacionistas acorde con la competitividad de la economía española», a la que calificó como «la más dinámica de Europa» en términos de crecimiento.
El ministro indicó que el proceso de convergencia real de acercamiento de rentas con la Unión Europea (UE) «obliga» a España a crecer por encima de sus socios comunitarios y a mantener diferenciales de inflación «que no deben superar un punto».
No obstante, lamentó que «por tercer año consecutivo» se registre en 2003 un crecimiento de la inflación en alimentación «muy por encima de la media», con un incremento interanual superior al 7% en el precio de los alimentos no elaborados, y de cerca del cuatro por ciento en los elaborados.
En este sentido, adelantó que «próximamente» se presentarán comparaciones con la evolución de precios de sectores «similares»en el conjunto de la Unión, con el objetivo de avanzar junto a las empresas en la transparencia de precios.
