El ácido fólico, el hierro y el calcio son tres de los pilares fundamentales de la alimentación para que el bebé nazca sano

Los especialistas acostumbran a recetar a las futuras madres suplementos vitamínicos
Por EROSKI Consumer 22 de junio de 2004

Las espinacas cuentan con una presencia prácticamente testimonial en las mesas de los hogares. Sin embargo, según los especialistas en nutrición, resultan fundamentales para las mujeres embarazadas, puesto que contribuyen al desarrollo de la espina dorsal y el cráneo de su futuro hijo. Esto es así porque, junto al pan y los cereales, son la principal fuente alimenticia del ácido fólico, el nutriente del que depende una adecuada formación del sistema nervioso central y la columna del feto.

La nutrición es uno de los capítulos de mayor trascendencia durante el embarazo. Para la periodista Elisenda Roca y la ginecóloga y obstetra Carlota Basil, autoras del libro «¿Qué puedo comer si estoy embarazada?», que acaban de publicar, «alimentarse bien no consiste en comer en exceso, sino en ingerir lo que el organismo necesita para funcionar correctamente», pero puntualizan que durante los nueve meses de gestación es necesario aumentar la ingesta de algunos nutrientes. El ácido fólico o vitamina B9, el hierro y el calcio, por ejemplo, son tres de los pilares fundamentales de la alimentación que deben ser fortificados para completar una correcta constitución del feto.

La inyección de ácido fólico, la vitamina esencial de la gestación, debe duplicarse durante los tres primeros meses con la mirada puesta en la formación del tubo neural del bebé. Ahora bien, la mayoría de las mujeres gestantes no logra alcanzar el aporte recomendado, por lo que los ginecólogos acostumbran a recetar al 90% de las futuras madres suplementos de esta vitamina. Incluso es preferible ingerir el medicamento un mes antes del embarazo.

Otro de los suplementos necesarios es el hierro, que suele ser prescrito a partir del segundo trimestre. «La deficiencia de este mineral que tiene la mayoría de las mujeres no suele suponer un problema en una situación normal -explica Alfredo Fernández, profesor de Nutrición Humana y Dietética-, pero durante el embarazo sí son necesarias las ampollas de ferroso».

Por último, para reforzar el nivel de calcio que el organismo requiere es suficiente aumentar la dieta diaria con el equivalente a dos vasos de leche durante los nueve meses de gestación.

Más calorías

En cualquier caso, son el segundo y tercer trimestre de embarazo cuando la alimentación de la madre se revela especialmente significativa para el feto, ya que tiene lugar su desarrollo. Es entonces cuando también se hace imprescindible incrementar la ración de kilocalorías, con, por ejemplo, 60 g extra de pan.

La leche y sus derivados, los cereales, las frutas, las verduras, así como el pescado azul, son los alimentos que polarizan el mayor protagonismo para disfrutar de un embarazo saludable. Y una vez más, los especialistas apuestan por la dieta mediterránea. Otra regla de oro es repartir las ingestas en cinco o seis comidas para facilitar la digestión y beber, como mínimo, un litro y medio de líquido al día, siendo el agua lo más recomendable.

No hay que olvidar que una alimentación deficitaria de la mujer durante la gestación se puede traducir en alteraciones como la anemia, el cansancio, la descalcificación de los huesos, o los problemas cardiacos, entre otras dolencias. El fantasma de la desnutrición materna puede incluso reaparecer en la edad adulta del embrión, según un informe de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Los investigadores han trazado una línea entre el bajo peso de los recién nacidos y el desarrollo ulterior de enfermedades tales como la obesidad, hipertensión, diabetes, y dolencias cardiacas.

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