Los fraudes alimentarios y los incumplimientos más comunes en el etiquetado por el origen del producto

España es el país de la Unión Europea donde se registran más casos de fraude relacionado con el origen de los alimentos, según datos de EIT Food
Por Miguel Ángel Lurueña Martínez 20 de septiembre de 2023
aceite fraude
Imagen: Pixabay
EIT Food es una iniciativa pionera de innovación alimentaria. Formada por un consorcio compuesto por los principales actores de la industria, startups, centros de investigación y universidades de toda Europa, trabaja para que el sistema alimentario sea más sostenible, saludable y fiable. Según sus datos, España es el país de la Unión Europea donde se registran más casos de fraude relacionado con el origen de los alimentos, por los que se calcula que la industria del sector pierde cada año unos 40.000 millones de euros. Pero además de fraude alimentario, y de todo lo que implica en cuanto a la seguridad alimentaria, también se producen algunos incumplimientos en relación al etiquetado de los alimentos para conocer su origen. De todo ello hablamos a continuación, además de conocer las causas de la importación de alimentos de otros países.

Incumplimientos y fraudes alimentarios

➡️ Es obligatorio, pero no se indica

En muchos productos que se venden a granel es obligatorio indicar el origen, concretamente en vegetales como frutas, hortalizas y legumbres; también en pescados y en carnes (frescos, refrigerados o congelados). Sin embargo, hay comercios donde la información que se muestra se reduce solamente al nombre del producto y el precio, obviando el resto de los datos obligatorios.

➡️ Fraudes en los productos de más valor

En ciertos casos se producen muchos fraudes en los productos de alto valor económico, como el aceite, el vino o el jamón.

Uno de los ejemplos más representativos es el del azafrán. Una investigación realizada en 2016 mostró que el 50 % de las muestras analizadas era fraudulentas porque se indicaba que su origen era España, cuando en realidad se trataba de otro más barato y de peores características, procedente de países como Marruecos, Irán o India.

También fue muy llamativo un caso ocurrido en 2018 en Francia, donde se vendieron 10 millones de botellas de vino rosado como si fueran de ese país, cuando en realidad procedían de España.

Según los datos de EIT Food, organización alimentaria no gubernamental que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, España es el país de la UE donde se registran más casos de fraude relacionado con el origen. Normalmente ocurre con productos internos que se etiquetan con orígenes que no son ciertos, ya sea vino, que supuestamente proviene de una provincia cuando realmente es de otra, o azafrán que supuestamente es de España cuando en realidad viene de China.

➡️ Cuando el engaño afecta a la seguridad alimentaria

Cuando se comete este tipo de delitos, a veces no se trata simplemente de un fraude relacionado con el origen, sino que también puede afectar a la naturaleza del producto, sus características organolépticas y su seguridad.

Por ejemplo, en 2022 se decomisaron en España 10 toneladas de supuesto azafrán que en realidad estaba constituido por hebras de gardenia procedentes de China, modificadas para evitar la detección. Esta sustancia no se considera un alimento en la Unión Europea. Ese producto no siguió cauces legales y no fue sometido a los pertinentes controles para asegurar su inocuidad, lo que quizá podría haber puesto en riesgo la salud de los consumidores de no haber sido detectado a tiempo.

azafrán fraude
Imagen: Victoria Bowers

Por qué se importan alimentos de otros países

✅ A veces resulta más rentable

Puede parecer contradictorio que traer un alimento desde la otra punta del mundo resulte más rentable que producirlo en el propio territorio. Pero a veces es así. Se explica por la producción a gran escala, que reduce los costes, por el bajo precio del transporte y por las condiciones de trabajo que existen en esos países, sobre todo, los sueldos comparativamente más bajos.

✅ Para cubrir la demanda

Hay veces que la producción local no es suficiente para cubrir toda la demanda. Ocurre, por ejemplo, con muchas legumbres. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España consumimos en el año 2017 en torno a 42.100 toneladas de lentejas, pero solo se cultivaron unas 24.400 toneladas, así que hubo que importar el resto, algo que se hace habitualmente de países como Estados Unidos, Canadá o Argentina, por poner algunos ejemplos.

✅ Para romper la estacionalidad

Ocurre sobre todo con algunas frutas. Uno de los casos más claros es el de las naranjas. En España la producción nacional llega al mercado aproximadamente a finales de octubre y principios de noviembre. Pero a principios de septiembre también podemos comprar naranjas porque estas se importan desde otros países, como Sudáfrica, donde la producción se adelanta en el tiempo. Y lo mismo ocurre para muchas otras frutas, como melones o sandías.

Esto no solo se hace para que podamos disponer de esos alimentos durante más tiempo, sino también para asegurar el suministro de materias primas en empresas transformadoras. Por ejemplo, una empresa envasadora de pimientos lo tendría más difícil para mantener su actividad a lo largo de todo el año, si no importara esas materias primas en épocas en las que la producción local es escasa y su precio elevado.

✅ Para disponer de productos que no son propios de nuestras latitudes

El motivo más obvio por el que se importan alimentos es para poder disponer de aquellos que no se producen en nuestro territorio, ya sea por motivos culturales, climáticos o de otro tipo. Por ejemplo, ingredientes exóticos de la gastronomía de otros países, como wasabi o alga kombu, o bien, frutas como la pitahaya o el maracuyá.

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