Las particularidades culinarias de Uruguay

Un pequeño país, amante del fútbol y cuna de literatos, donde la carne vacuna y los postres tienen reservado un lugar especial
Por EROSKI Consumer 10 de marzo de 2005

Uruguay es el país de la carne vacuna, al igual o más que Argentina. A diferencia de la mayoría de los países de Latinoamérica no son frecuentes los porotos (guisantes) ni tampoco cocinar platos con frutas de estación.

Los platos caseros más tradicionales contienen carne y papas (patatas): tira de asado o colita de cuadril mechada al horno con papas, empanadas, y el ya casi dejado de lado puchero (guiso de carne y verduras) con el que se servía como complemento el caldo de cocción de lo anterior.

La parrillada uruguaya

Una parrillada es para el uruguayo más que una comida, es una ocasión social. La carne se cocina al aire libre, en un parrillero hecho de ladrillos, sobre brasas de buena leña y sin apuro. Los chorizos, morcillas dulces y saladas, riñones, chinchulines y otras achuras comparten el parrillero con los fabulosos trozos de carne. La salsa chimichurri hecha en casa, con perejil y ajo. Los invitados conversan, disfrutan de un traguito o de un mate y esperan ansiosos que el maestro parrillero les ofrezca unos humeantes trozos de chorizo, acompañados con pan fresco y crujiente.

Mezcla de culturas

La culinaria uruguaya ha recibido el aporte de las inmigraciones que han formado el país. El número mayor de inmigrantes fue de españoles, seguidos por los italianos, ingleses, alemanes, austríacos y suizos.

Los españoles trajeron platos como la paella, el jamón serrano y la tortilla de papas; las fábricas de excelentes pastas frescas son la herencia de inmigrantes italianos; los suizos y austríacos, su tradición pastelera, por eso las vienesas responden también a recetas uruguayas. El grupo inglés aportó la gran idea de la hora del té. Y así también los chinos, japoneses, libaneses y otros grupos de inmigrantes, introdujeron en el Uruguay sus culinarias, algunas ancestrales.

Como postre tradicional, el arroz con leche o las tortas fritas (harina, azúcar y grasa vacuna). Sin embargo, todo esto ha cedido paso a la pizza con muzarella y aceitunas (gusto preferido), torta de jamón y queso o espinacas («pascualina») que se ordenan por teléfono o se compran en el bar de la esquina.

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