Las mayonesas y otras salsas caseras elaboradas con huevo crudo se deben consumir siempre en un plazo de una hora a partir de su preparación, o bien conservarse en la nevera por un periodo máximo de 24 horas, en recipientes de cierre hermético, para evitar la contaminación por salmonellas u otros microorganismos.
Las mayonesas comerciales son conservas que se pueden mantener en buenas condiciones durante meses a temperatura ambiente, siempre que no se haya empezado el producto (véase siempre la fecha de caducidad o de consumo preferente). Una vez abierto el envase, se han de guardar siempre en el frigorífico y consumir en un plazo máximo de dos meses. En cualquier caso se ha de tener precaución a la hora de manipular la mayonesa. La mayonesa casera siempre se ha de conservar en el frigorífico, y la comercial, también, una vez que se haya abierto el envase.