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Nutri-Score se puso en marcha a finales de 2019 y desde su implantación ha revolucionado los sistemas de etiquetado en Europa. Para quien no esté a estas alturas acostumbrado a verlo estampado en los alimentos que compramos, se trata de un logotipo nutricional de colores que se coloca en la cara frontal de los envases y que divide los productos según su calidad nutricional. Va del verde —que corresponde a la mejor calidad (asociado con la letra A)— al naranja oscuro —que corresponde a la peor calidad (asociado con la letra E)—.
Este logotipo, que se actualizó en 2024, nació para facilitar las elecciones de compra de los consumidores, algo que después de cinco años parece haber conseguido. El éxito se veía venir. Antes de su implantación se realizaron estudios que ya preveían el impacto en la calidad nutricional de la cesta de la compra. En términos de percepción, facilidad de identificación o rapidez a la hora de comprenderlo, y en comparación con los otros logotipos nutricionales que ya existían, los resultados de las encuestas realizadas a decenas de miles de consumidores en 12 países europeos, incluida España, confirmaron la eficacia de Nutri-Score.
Una compra más consciente
EROSKI fue pionero en la implantación de este etiquetado nutricional en España. Ahora, un estudio elaborado por la Escuela de Alimentación de la Fundación EROSKI ha analizado los datos de evolución de las ventas y la composición nutricional de sus productos de marca propia entre 2020 y 2023. Las conclusiones las resume Alejandro Martínez Berriochoa, director de la Fundación EROSKI: “Nutri-Score ha facilitado la toma de decisiones de compra más conscientes y saludables, pero además ha impulsado mejoras significativas en la composición nutricional de los productos”.
El análisis ha consistido en revisar la evolución de las ventas en cada categoría de productos de marca propia de EROSKI para cada una de las letras del etiquetado Nutri-Score. Las conclusiones muestran que la mayor parte de las ventas se han concentrado en las mejores letras (A y B) en detrimento de las menos interesantes (D y E). Además, se han incrementado las ventas de esas mejores letras desde 2020.
“Esto evidencia que los consumidores, cuando cuentan con una información clara, transparente, fiable y fácil de consultar, hacen buen uso de ella para mejorar sus hábitos alimentarios y su salud, y lo hacen de manera sostenida”, valora Martínez Berriochoa.
Asimismo, este resultado positivo no ha repercutido a los alimentos frescos no procesados que no llevan Nutri-Score. “La hipótesis de que este logotipo podría afectar negativamente la venta de los productos frescos, base de una alimentación saludable, queda totalmente descartada”, detalla el responsable.
Ligado a la dieta mediterránea
Lo que también demuestra este análisis es que Nutri-Score se adapta perfectamente a las recomendaciones de salud pública y que es 100 % coherente con la dieta mediterránea. Varias investigaciones realizadas en España, en particular un estudio clínico coordinado por el Proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra) sobre 20.500 participantes, han confirmado que los alimentos que obtienen la peor puntuación en Nutri-Score están vinculados con un incremento del riesgo de mortalidad prematura: su consumo, en concreto, multiplica por dos el riesgo de cáncer.
Cuando se integra Nutri-Score en la pirámide mediterránea se constata que existe un excelente paralelismo. Por ello, el estudio presentado por la Escuela de Alimentación de EROSKI ofrece información desglosada por cada grupo de alimentos.

🔺 La base de nuestra alimentación
Según datos de 2023, el 85 % de las ventas de la categoría de frutas y hortalizas, —entre los que encontramos frutas en conserva, deshidratadas, platos preparados de hortalizas o encurtidos, entre otros— se han concentrado en productos clasificados con las letras A y B. Desde la implantación del Nutri-Score, las ventas de productos con letra A han aumentado seis puntos. Esta evolución refleja un desplazamiento hacia opciones más saludables y se debe en parte a la reformulación de los productos procesados de estas gamas.
En la categoría de alimentos elaborados con cereales y patatas, entre los que se incluyen el arroz y sus derivados, el pan, la pasta y los platos preparados con estos ingredientes, los resultados han constatado una alta concentración de ventas en las letras más favorables, A y B. En concreto, el 90 %, lo que ha supuesto un incremento de casi cuatro puntos en los productos con letra B desde 2020, a costa del descenso de casi tres puntos de los de letra D. Según los responsables del estudio, la mayor presencia de los productos integrales y la reformulación de las recetas de los platos preparados con base en arroz y pastas han favorecido este resultado.
En la categoría de legumbres, frutos secos y semillas, el 61 % de las ventas han correspondido a productos con la letra A, que han crecido cuatro puntos desde 2020, en gran parte por mejora de la propuesta de la gama de estas categorías: productos D que pasan a C, productos C que mejoran a B y un incremento claro de los productos A.
🔺 En el centro de la pirámide
Entre los productos de consumo frecuente se encuentran los lácteos. Hablamos de la leche, los quesos frescos, semicurados y curados, yogures no azucarados ni edulcorados, kéfir, cuajada y bebidas vegetales. Los consumidores se han decantado por los productos con perfiles más saludables y el 50 % de las ventas se han concentrado en las letras A y B, mientras que un 35 % han correspondido a la letra D, debido principalmente a los quesos curados, que son productos que aportan grasa y sal. Al compararlo con los datos de 2020, se ha observado un incremento de casi tres puntos en productos con la letra A, mientras que los de la letra D han caído 3,4 puntos.
En la categoría de pescado y marisco, que incluye los congelados y en conserva y los platos preparados con estos ingredientes, la venta de los productos con la letra C y D ha crecido. Según los responsables, la razón se debe a que cada vez se compran más los productos con más procesamiento, como los platos preparados de pescado.
En las carnes, que no incluye ni fiambres ni embutidos, el 47 % de las ventas se ha concentrado en la letra B y el 44 % en la C. Los primeros se han incrementado en más de ocho puntos respecto a 2020.
🔺 Los productos más ocasionales
Cuando hablamos de los productos de consumo ocasional, como la carne procesada y los embutidos, las letras D y E han sido las que han concentrado la mayor parte de las ventas: 40 % y 32 %, respectivamente. Son productos con muchas calorías, grasas —especialmente saturadas— y sal, por lo que la mayoría obtienen malas notas en Nutri-Score. De todas maneras, los productos con la letra B han crecido casi tres puntos desde 2020 y los de la letra E han caído 2,4.
🔎 Comida precocinada
En la categoría de comida precocinada, en la que se incluyen pizzas, empanadas y lasañas, entre otros, más de la mitad de las ventas (61 %) se ha concentrado en la letra C. Desde 2020, se ha detectado una reducción del peso de las ventas de los productos B, que se reparte entre los A (3,4 puntos más) y C (2,4). En las salsas, desde 2020 han aumentado hasta seis puntos los productos con letra A, pero también han crecido los de la letra E (8,7 puntos).
La diversidad de soluciones en esta categoría, su naturaleza en muchos casos de productos de indulgencia y la entrada en juego de otros factores diferentes a la preocupación por la salud en la mente de consumidor explican este comportamiento polarizado.
🔎 Snacks salados
En otra de las opciones menos recomendables, los snacks salados, más de la mitad de las ventas se han concentrado en la letra C, lo que refleja la dificultad de lograr mejores clasificaciones nutricionales en este tipo de productos. Aunque sí han mejorado las elecciones: desde 2020 se ha reducido la compra de productos con una D (6 puntos) y E (0,2 puntos), cuyas ventas se desplazan a productos con la letra C (8,4 puntos más). A pesar de este pequeño atisbo de mejoría, los resultados muestran algo evidente: la imposibilidad de encontrar snacks con letras A y B.
🔎 Alimentos y bebidas dulces
Si hablamos de los alimentos y las bebidas dulces, se ha observado una evolución positiva en la mayoría de las subcategorías. En galletas y bollería se ha reducido significativamente el peso de la letra E a favor de clasificaciones más saludables como D y C. Esta tendencia positiva apunta a un interés por buscar, dentro de un grupo de alimentos no saludables, los menos perjudiciales. En los postres dulces, la mejora está vinculada a la eliminación de ingredientes como grasas de palma en los productos de marca EROSKI, sobre todo en helados, que han mejorado su nota.
En definitiva, estudios como este demuestran que Nutri-Score funciona. Desde su implantación, las personas consumidoras han dirigido sus decisiones de compra hacia productos con mejores notas, mientras los fabricantes han optimizado la receta de sus productos para obtener una mejor clasificación.
El color de nuestra cesta de la compra

Los datos agregados de todos los alimentos y bebidas con Nutri-Score reflejan que más de 50 % de la cesta de la compra de los consumidores ha estado protagonizada por los productos con la mejor calidad nutricional. Además, han crecido desde 2020.
Nutri-Score empuja a los fabricantes a reformular recetas
Tras analizar los datos de cada letra, el estudio realizado por la Escuela de Alimentación de la Fundación EROSKI muestra un “efecto dominó”. Esto significa que en casi todas las categorías de productos calificados con una E han ido cediendo terreno a la D; esas D a la C; las C a la B, y las B a la A.
Además, la industria alimentaria también ha respondido reformulando las recetas: se ha producido una reformulación de ingredientes, un recálculo de porciones y, en algunos casos, hasta la retirada de algunas referencias con el peor perfil nutricional.
En definitiva, Nutri-Score ha demostrado dos victorias: el consumidor compra mejor, la industria responde a esta demanda y los nutrientes menos recomendables van desapareciendo poco a poco de la cesta de la compra.
Objetivo cumplido: una información más clara aumenta las ventas de los productos más saludables
En palabras del director de la Fundación EROSKI, Alejandro Martínez Berriochoa, “la implantación del etiquetado nutricional avanzado Nutri-Score ha cumplido con sus objetivos principales: ofrecer información clara, transparente, basada en la ciencia y comprensible para las personas consumidoras”. De esta manera, queda patente el hecho de que se está fomentando la reformulación de productos hacia perfiles nutricionales mejorados, incluso con la eliminación de productos menos adecuados. “Este avance permite tomar decisiones más conscientes y saludables, alineadas con la calidad nutricional de la cesta de la compra”, añade el responsable.
¿Se puede decir entonces que Nutri-Score ha desplazado las ventas hacia productos más saludables? Las cifras hablan con claridad. Al sumar todos los alimentos y bebidas, en 2023 el 56 % de las ventas correspondieron a los dos perfiles de mejor calidad nutricional (A y B), frente al 50 % registrado en 2020. Si se incluye la categoría intermedia (C), el reparto alcanza el 80 %, cinco puntos más que hace tres años. La evolución más contundente se observa en los productos de consumo diario: un 79 % de los productos vendidos llevan etiqueta A o B. Incluso en categoría ocasional —dulces, snacks y embutidos—, donde D y E reinan, la suma de A, B y C creció cinco puntos.