Suplementos nutricionales y embarazo

En este periodo se debe controlar en especial el aporte de ciertas vitaminas y minerales cuyas necesidades están aumentadas.
Por EROSKI Consumer 16 de enero de 2004

La gestación es un etapa en la vida de la mujer en la que se suceden modificaciones muy importantes que implican, desde el punto de vista de la nutrición, un aumento moderado de las necesidades de energía y de la demanda de ciertos micronutrientes (vitaminas y minerales) que son esenciales para la madre y el buen desarrollo del futuro bebé. ¿Qué vitaminas y minerales son más importantes?

La mayor demanda de micronutrientes durante el embarazo se centra en minerales como el calcio y el hierro y en vitaminas como el ácido fólico o B9, otras vitaminas del grupo B (B1 o tiamina, B6 o piridoxina y B12), vitamina C y las vitamina A y D. Con una dieta bien planteada se cubre la mayor parte de los requerimientos de dichos nutrientes, si bien para el ácido fólico y el hierro se recomiendan suplementos.

Importancia del empleo de suplementos

Acido fólico. En la actualidad se aplican un suplemento sistemático de folatos, ya que su déficit en las primeras semanas de gestación se relaciona con espina bífida y otros defectos en el cierre del tubo neural del feto (estructura embrionaria que al desarrollarse se convierte en el cerebro y la médula espinal). La espina bífida es una de las causas más importantes de parálisis infantil; los niños afectados padecen grados diversos de parálisis en la parte inferior del cuerpo y problemas de control de esfínteres. Ante esta situación de riesgo, los Departamentos de Salud Pública de toda Europa han dictado recomendaciones para que las mujeres que desean quedarse embarazadas y aquellas que se encuentran en el primer trimestre de su embarazo incluyan en su dieta diaria un suplemento de ácido fólico, productos de alimentación enriquecidos (cereales de desayuno, harinas o granos enriquecidos), además de alimentos que son buena fuente de esta vitamina (verdura de hoja verde, legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado).

Hierro. Los suplementos con hierro oral, habitualmente en forma de sales ferrosas, constituyen una de las acciones preventivas más relevantes para el control prenatal de la anemia ferropénica y sus repercusiones para el feto. La ingesta de suplementos de hierro suele producir intolerancia gástrica, náuseas, estreñimiento y coloración oscura de las deposiciones. Para su mejor absorción se recomienda tomarlo en ayunas; siempre y cuando los efectos secundarios lo permitan, acompañado de una bebida cítrica o de otro alimento rico en vitamina C (kiwi, mandarinas, naranja, fresas…) y evitando la ingesta simultanea del suplemento con café o té, bebidas que reducen su absorción por parte de nuestro organismo.

Otro tipo de suplementos y precauciones

En cuanto a otros suplementos de vitaminas y minerales, su prescripción dependerá de si la madre tiene riesgo de déficit o no.

Cuando existe riesgo o se ha detectado alguna carencia específica mediante los correspondientes análisis clínicos, el médico que sigue el curso del embarazo determinará tanto el tipo de suplemento como la dosis.

En los casos en los que no se manifiesta déficit, el uso de suplementos no sólo se hace innecesario sino que puede resultar perjudicial, tal y como puede ocurrir con el consumo excesivo de vitaminas liposolubles A y D, que condicionan un potencial riesgo perinatal ya que tienen un efecto acumulativo.

Se han descrito malformaciones renales en niños cuyas madres han ingerido dosis excesivas de vitamina A durante el embarazo y neonatos con malformaciones cardiacas asociadas al consumo de la madre de grandes dosis de vitamina D.

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