El lema de este año para el Día Mundial del Sida, “Lidera, empodera, provee”, subraya la necesidad del liderazgo político para cumplir los compromisos que se han adoptado en la respuesta al sida (especialmente la promesa de conseguir el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo para el año 2010). Hoy en día, la nutrición, como terapia de apoyo al tratamiento integral de esta enfermedad, adquiere cada vez más relevancia.
Sida y enfoque alimentario
El abordaje del sida desde un enfoque alimentario está basado en dos claves principales. La primera es la dietoterapia de las complicaciones nutricionales asociadas a la enfermedad, como la rápida pérdida de peso, los problemas gastrointestinales, la pérdida de apetito y la temida malnutrición. La segunda es el enfoque de la dieta y los suplementos nutricionales encaminados a apoyar la terapia farmacológica. Respecto a esta última clave, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a organismos gubernamentales y a centros de investigación a avanzar más rápidamente en los estudios científicos que alumbren a una más que probable ayuda de los micronutrientes en el tratamiento de la enfermedad.
Los problemas nutricionales
En la resolución WHA57.14, la Asamblea de Salud de las Naciones Unidas “insta a los Estados miembros a que apliquen, con carácter prioritario, políticas y prácticas que fomenten, entre otras cosas, la integración de la nutrición en una respuesta contra el VIH/sida”. La malnutrición proteico-energética es una de las peores complicaciones nutricionales que ensombrece el panorama terapéutico. Está causada en gran parte por las lesiones que aparecen en el aparato digestivo, la diarrea y la mala absorción de nutrientes en el intestino. La pérdida de peso total, masa muscular y masa grasa, además de los déficits de vitaminas y minerales, pueden aparecer en la fase asintomática y empeorar en la fase sintomática de la enfermedad. Además, la pérdida de peso suele ser la antesala de la aparición de infecciones oportunistas como la neumonía, tuberculosis o estomatitis, que empeoran significativamente la situación de la persona enferma.
Los objetivos de la dieta son mejorar el estado nutricional, aliviar los síntomas y cuidar la calidad de vida de cada enfermo
Para evitar este adelgazamiento extremo es necesario llevar a cabo una alimentación equilibrada que incluya una gran variedad de alimentos que cubran individualmente las necesidades específicas de nutrientes. Esta es la base de la dietoterapia y en muchos de los casos resulta una tarea ardua y difícil. Las náuseas y vómitos, la dificultad en la masticación y la falta de ganas de comer son los efectos adversos resultantes de la medicación, infecciones, cambios en el gusto e incluso de factores psicosociales.
Los objetivos de la dieta son mejorar el estado nutricional, aliviar los síntomas y, en definitiva, cuidar la calidad de vida de cada enfermo. Para conseguirlo se cuenta con un equipo profesional que se encarga de la alimentación y hace de ella una clave dentro del tratamiento integral de la enfermedad. El abanico de dietas progresivas en textura que nutran, a la vez de facilitar la deglución y la adaptación de los gustos personales a una dieta complicada, son el arte y la ciencia de la dietética.
Terapia nutricional complementaria
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su documento “WHO Technical Consultation on Nutrient Requirements for People Living with HIV/AIDS“, de 2003, reconoce que aunque el estado de los micronutrientes en el organismo es determinante para el progreso de la enfermedad, aún falta mucho trabajo que aclare cómo actúa cada nutriente, tanto en la prevención como en el tratamiento de la infección por VIH. Es preciso conocer las dosis de seguridad para su empleo como suplementos y sobre todo su eficacia y efectividad.
Algunos estudios experimentales muestran cómo los complejos de vitaminas hidrosolubles del grupo B, vitamina C y vitamina E pueden mejorar el estado inmunológico, prevenir la diarrea en niños, mejorar el embarazo de mujeres infectadas y reducir la incidencia de bajo peso de nacimiento y los nacimientos pretérmino (anteriores a la semana 37). En la actualidad, se esperan resultados de nuevas investigaciones sobre el efecto de estas y otras vitaminas, como la vitamina A, en la progresión de la enfermedad y la mortalidad, así como el papel del zinc en el tratamiento de la diarrea en niños infectados y el rol del hierro en la prevención y tratamiento de la anemia ferropénica, frecuente en esta patología.
Ayuda nutricional imprescindible
La ayuda nutricional podría retardar el inicio de los medicamentos antirretrovirales y reducir sus efectos adversos
Es posible que en un futuro se puedan beneficiar los pacientes que no hayan iniciado terapia farmacológica por tener un buen estado inmunológico, las personas sin acceso a los medicamentos, así como quienes ya hayan iniciado su terapia antirretroviral y se beneficien de los antioxidantes como medida terapéutica complementaria.