Un estudio destaca la importancia de la personalidad en el tratamiento de los trastornos alimenticios

Mantiene que conocer las características personales es útil para abordar la enfermedad desde el punto de vista médico
Por EROSKI Consumer 27 de julio de 2009

Conocer mejor las características personales de pacientes con trastorno alimentario (anorexia o bulimia) puede ayudar a un tratamiento más personalizado en el que se aborden variables psicológicas que ayuden al individuo a mejorar sus emociones, concluye un estudio liderado por el psiquiatra Ignacio Jáuregui, investigador de la Universidad Pablo de Olavide.

«La clasificación clásica de anorexia y bulimia dice mucho de los aspectos clínicos que presenta el paciente, pero prácticamente nada sobre su pronóstico, su personalidad, etc.», indica Jáuregui. Por ello, plantea la necesidad de buscar otro tipo de clasificación más operativa, de forma que se conozcan mejor las características personales de los enfermos. En concreto, el estudio defiende que dos personas con un mismo diagnóstico probablemente no se parezcan en nada en su forma de atajar el problema.

Los investigadores tomaron dos instrumentos para diferenciar a los pacientes con trastornos alimentarios. Uno mide los rasgos de personalidad (introvertido, sociable, respetuoso, etc.). El otro instrumento mide las estrategias de afrontamiento, es decir, la forma en la que nos enfrentamos a los problemas que nos plantea la vida y a nuestras emociones. En total, para este trabajo se ha contado con la colaboración de 252 personas, divididas en tres grupos: pacientes con anorexia o bulimia, pacientes con otros trastornos mentales y estudiantes universitarios sin ninguna patología marcada, que conformaron el grupo de control.

Al comparar los resultados de los pacientes con trastornos alimentarios con el resto de la muestra, los autores del trabajo encontraron diferencias significativas en algunos de los valores analizados. Así, en la autocrítica, una estrategia de afrontamiento de las emociones que se considera negativa, las personas con anorexia o bulimia superaban a los otros participantes del trabajo. «Pensamos, aunque tenemos que seguir profundizando, que esto se puede derivar de los problemas que tienen estos pacientes con respecto a su imagen corporal, se encuentran muy insatisfechos con este aspecto y resultaría lógico que utilicen mucho la estrategia de autocrítica en relación con el manejo de sus emociones», señala Jáuregui.

Con el fin de conocer si estadísticamente este grupo se puede clasificar en función de las dos variables analizadas, las características de personalidad y las estrategias de enfrentamiento, los investigadores introdujeron los resultados de pacientes con anorexia y bulimia en un programa informático. En total surgieron dos grupos bien diferenciados.

Dos grupos

El primero, de posible peor pronóstico, abarca pacientes caracterizados por una elevada introversión, por una marcada inhibición, por una alta sensibilidad interpersonal, por una gran impulsividad, así como por un manejo inadecuado de las emociones y, en general, de los problemas. Además, los miembros de este grupo tienen una autoeficacia percibida (sentimiento de capacidad para resolver problemas) muy baja. Se encuadraron en este colectivo el 53,1% de personas bulímicas y el 69% de anoréxicas.

Sin embargo, el segundo grupo se caracteriza por tener puntaciones mucho más elevadas en rasgos como la sociabilidad, ser personas convincentes, respetuosas y confiadas. El manejo de problemas y emociones de las personas enmarcadas en este colectivo es adecuado y, además, perciben una mayor autoeficacia. De los pacientes que participaron en este estudio, pertenecen a este grupo el 46,5% de bulímicos y el 31% de anoréxicos.

Encuadrar al paciente en alguna de estas dos categorías es muy útil para abordar su enfermedad desde el punto de vista médico, destaca Jáuregui. «Si tenemos una persona con anorexia del grupo de peor pronóstico, aparte de que se haga un tratamiento habitual de los trastornos de la conducta alimentaria, habría que trabajar con ella técnicas para que empiece a manejar sus problemas y emociones de un modo más eficaz, más adaptativo por ejemplo», señala el investigador. El estudio apunta a que dependiendo del grupo al que pertenezca el paciente, será más interesante enfocar el tratamiento individualizado a las características de personalidad del paciente o al propio trastorno alimentario.

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