Algunos de los productos pesqueros procedentes de las comunidades de Cantabria, Asturias y País Vasco contarán en breve con una nueva marca de calidad que garantizará su procedencia y correcta manipulación, y, seguramente, revalorizará su cotización en el mercado.
Anchoa, sardina, bonito del norte, caballa, atún rojo y jurel o chicharro son las especies que se acogerán en un primer momento a la denominación de origen «Pescados del Cantábrico», aunque no se descarta que la lista pueda ampliarse a otros productos como merluza, percebe, centollo o pulpo.
Lo que hace algo menos de un año comenzó como una idea en el seno de una reunión que los responsables de Pesca de las comunidades norteñas celebraron en Santander, ha tomado cuerpo a lo largo de varias citas, y está a punto de concretarse en un reglamento, paso previo a su aprobación por parte del Ministerio de Agricultura.
«Estamos decidiendo y concretando sobre las especies», comenta Fernando Torrontegui, responsable de Pesca del Gobierno de Cantabria. «Inicialmente se contemplan seis, si bien existen propuestas para añadir otras. En la próxima reunión se concretará un poco más».
Requisitos
Zonas de captura, artes de pesca, tallas de las piezas, frescura, manipulación de los productos, lugar de desembarco, comercialización… El reglamento tendrá en cuenta éstas y otras circunstancias y regulará los requisitos antes de que un producto de las referidas especies salga al mercado con el distintivo de esta marca.
Torrontegui no se pronuncia sobre la fecha en que puede entrar en vigor, aunque estima que para primeros del próximo año podría estar vigente, del mismo modo que confía en que Galicia -pese a que ya tiene su propia marca, «Galicia Calidade»- también se sume a esta iniciativa. El responsable de Pesca cántabro da por hecho que «esta marca de calidad va a ser un valor añadido para los productos pesqueros, representará una garantía para los consumidores y hará que mejoren las ventas».
Esta vieja aspiración de los pescadores locales y demanda del consumidor -que en ocasiones adquiere productos que pasan por lo que no son- requiere unos mínimos de calidad. Los expertos señalan que el consumidor puede aceptar pagar un poco más «si se nota la diferencia» y siempre que el productor mantenga su oferta de calidad «porque, de lo contrario, el usuario dejará de hacer ese sacrificio y no repetirá».
