El bebé lee los labios para aprender a hablar

Observar los labios de su interlocutor para tratar de imitarlos y reproducir los mismos sonidos es una de las claves en el aprendizaje del habla
Por Cristian Vázquez 2 de diciembre de 2015
Img bebe palabras labios hd
Imagen: mimagephotos

Durante el segundo semestre de vida, a diferencia de lo que ocurre antes y después, los bebés observan con mayor intensidad la boca que la mirada de la persona que les que habla. Así lo han comprobado estudios recientes. De esta manera, los pequeños obtienen una información adicional que les resulta clave para articular sus primeras palabras. Este artículo brinda detalles acerca de cómo los bebés miran los labios en busca de mayor información y las diferencias entre el comportamiento de los niños bilingües y los monolingües. También se trata por qué estos hallazgos podrían ayudar en una detección más temprana del autismo.

Leer los labios para aprender a hablar

Investigaciones recientes han concluido que, durante el aprendizaje del habla por parte de los bebés, la lectura de labios desempeña un papel importante. Cuando el pequeño tiene alrededor de seis meses de vida, sus miradas dejan de centrarse solo en los ojos de sus padres cuando estos le hablan y comienzan a dirigirse también a su boca. Este momento coincide con el paso de los balbuceos a las primeras sílabas, etapa en la que aparecen también las primeras palabras como «mamá» o «papá».

En los meses siguientes los ojos del niño se focalizan más en la boca que en los ojos de su interlocutor, mientras que cuando llegan al año de edad, el proceso se revierte y las miradas de sus padres son de nuevo el centro de atención. Así lo reveló un estudio realizado por científicos de Estados Unidos.

Con el fin de imitar al adulto, el bebé «tiene que descifrar cómo colocar sus labios para reproducir ese sonido particular que está oyendo», explica David Lewkowicz, profesor de la Florida Atlantic University (EE.UU.) y director del trabajo. El experto añade que se trata de un proceso «increíblemente complejo».

Mirar los labios en busca de mayor información

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron el comportamiento de unos 180 menores -separados en grupos de 4, 6, 8, 10 y 12 meses de edad- a quienes se expuso un vídeo donde una mujer hablaba con la mirada fija en la cámara. Un dispositivo colocado a modo de diadema en la cabeza de los pequeños permitió realizar con precisión el seguimiento de sus ojos (cuánto tiempo miraban la boca de quien les hablaba y cuánto los ojos).

El trabajo fue más allá, porque en los vídeos aparecían mujeres hablando en dos idiomas: inglés y español. Y los bebés, cuyos padres solo hablaban inglés, no reaccionaron de la misma forma. Ante alguien que les hablaba en una lengua distinta a la de sus padres, los niños de un año de edad volvían a mirar con más atención la boca que los ojos. Es decir, al no reconocer los sonidos como familiares, van en busca de otros datos para tratar de descifrarlos.

Los bebés bilingües leen los labios antes y durante más tiempo

Un estudio posterior, en el que el mismo Lewkowicz trabajó en colaboración con investigadores de la Universidad de Barcelona, comprobó que los bebés bilingües (los que se crían en hogares donde se hablan dos idiomas) leen los labios antes y durante más tiempo que los que crecen en un ambiente monolingüe.

El método de trabajo fue el mismo. Se analizó cómo reaccionaban niños bilingües (de hogares donde se habla tanto catalán como español) ante vídeos en los que una mujer hablaba en alguna de esas lenguas. Y se comparó ese comportamiento con el de menores criados con una sola, expuestos a los mismos vídeos. Los bilingües buscan la información extra que da la posición de los labios para establecer que hay dos idiomas en su entorno y poder identificarlos.

Ferrán Pons, uno de los autores del trabajo, explicó que «la información que los bebés bilingües obtienen de la boca es crucial para aprender las dos lenguas que está adquiriendo». Por este motivo comienzan a utilizar esta información adicional antes que los monolingües, a los cuatro meses, y la mantienen hasta el año de vida.

Un siguiente paso en la investigación -como informa en su web la Universidad de Barcelona– consistió en comparar las estrategias de aprendizaje de niños bilingües que aprenden idiomas romances similares (español y catalán) con las de pequeños que aprenden otros más diferentes (español e inglés).

Los resultados preliminares señalan que los bebés -en este caso, de entre 12 y 15 meses- que aprenden lenguas parecidas miran más las bocas de quien les habla. En palabras de Pons: «Cuanto más complejo es el entorno lingüístico en que se encuentran, más necesidad tienen de utilizar estas pistas audiovisuales«.

La mirada del bebé, clave en la detección del autismo

Estos descubrimientos, además de permitir un mayor conocimiento acerca del aprendizaje del habla y de los factores que dificultan su adquisición en esas etapas, pueden ser claves en la posibilidad de detectar de forma más temprana los trastornos del espectro autista. El diagnóstico temprano permite iniciar el tratamiento lo antes posible y, de esa manera, reducir los síntomas.

Según David Lewkowicz, “es probable que, al contrario que los niños que se desarrollan con normalidad, los bebés que aún no están diagnosticados pero que están en riesgo de autismo sigan enfocándose en la boca del interlocutor del idioma natal a los 12 meses de edad y después”.

En la actualidad, el diagnóstico del autismo se realiza, en la mayoría de los casos, hacia los dos años de edad. Sin embargo, los especialistas afirman que los niños que padecen de algún trastorno de este espectro dan signos con bastante anterioridad, incluso antes de cumplir un año de vida, y algunas de las señales clave están vinculadas con la mirada. Es por eso que el estudio de la relación entre la mirada del bebé y la adquisición del habla podría sumar nuevas herramientas.

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