El hipo del bebé: cuidados y precauciones

El hipo en los niños pequeños es natural e inofensivo, pero sí que en ocasiones les provoca llanto
Por Cristian Vázquez 23 de junio de 2014
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Imagen: bradleypjohnson

El bebé tiene hipo y los padres no saben qué hacer. Esta situación no es extraña entre padres y madres primerizos, que temen por las posibles consecuencias del hipo en sus tan frágiles niños. Pero en realidad, dicen los expertos, el hipo no representa problema ni riesgo alguno. Y, por lo general, los adultos no deben hacer nada, ya que el hipo se va de forma tan espontánea como ha llegado. A continuación se ofrecen detalles sobre el carácter natural e inofensivo del hipo, así como consejos para prevenirlo y actuar cuando aparece.

El hipo del bebé es natural

El hipo de los bebés es molesto pero no grave, explican los expertos

La mayoría de los bebés tienen hipo. Padres y madres, sobre todo los primerizos, sin embargo, suelen ponerse nerviosos: desconocen el origen y las posibles consecuencias de esta afección cuando los niños son tan frágiles, ya que es en los primeros seis meses de vida cuando el hipo aparece con mayor frecuencia. Sin embargo, no hay motivo para hacerlo. El hipo es un proceso natural e inofensivo para las criaturas, recuerdan los expertos.

El hipo es el efecto visible de la contracción brusca, repentina e involuntaria del diafragma del bebé, el músculo que separa su tórax del abdomen. Como este movimiento va acompañado de un cierre espasmódico de la glotis, se ocasiona el sonido característico.

En general, el hipo se produce como consecuencia de la distensión del estómago, cuando ha comido mucho o el lactante traga demasiado aire al alimentarse durante una etapa de inmadurez de su aparato digestivo. Sin embargo, todavía a estas alturas, la causa exacta del hipo se desconoce, así como su utilidad -si es que tiene alguna- para el organismo.

Hipo del bebé, ¿cómo prevenirlo?

El hipo del bebé será menos frecuente a partir de los siete meses de edad del niño

«El hipo del bebé no representa ningún problema de mala alimentación, ni de mala absorción o mala digestión», apunta Santiago García-Tornel, pediatra asociado del Hospital San Joan de Déu, de Barcelona. «Probablemente -añade- está relacionado con que el estómago se llena de líquido o de gas y a algunos les genera esta reacción».

Algunas técnicas reducen las probabilidades de que el niño contraiga hipo. La más común consiste en procurar que el bebé no trague mucho aire al tomar el pecho o el biberón. Si traga mucho aire, además de aumentar las posibilidades de hipo, el pequeño se sentirá molesto por la existencia dentro de su cuerpo de mayor cantidad de gases.

Con algunos, funciona amamantarles antes de que tengan mucha hambre. De este modo, estarán menos ansiosos y tragarán menos aire, señalan los expertos. Aunque, en todo caso, siempre es importante ayudar al bebé a expulsar los gases después de cada toma.

Otras recomendación es evitar cambiar el pañal en un sitio con corrientes de aire, ya que, aunque no haga demasiado frío, pequeños cambios de temperatura pueden afectar el poco desarrollado organismo del niño y también ocasionarle hipo.

Hipo del bebé: paciencia
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Imagen: liz west

En los niños mayores, como ocurre entre los adultos, el hipo puede ser molesto o causar incomodidad. De ahí los múltiples trucos para curarlo, como beber agua sin respirar, concentrarse en otra cosa o recibir un susto.

Pero los bebés, en cambio, apenas lo perciben y, en general, no les molesta, aunque hay casos en que sí se ponen insoportables e incluso les provoca llanto.

Los especialistas recomiendan esperar a que se les pase del mismo modo espontáneo, como les llegó: algo que suele ocurrir después de unos 10 o 15 minutos. “Yo les digo a los padres que el hipo del bebé es incurable”, afirma el pediatra García-Tornel. Además, señala que “el hipo es una reacción que varía con el niño: así como hay algunos que tienen más cólicos que otros, los hay que tienen más hipo”.

Pero si los ataques de hipo son más extensos (de media hora o más) o aparecen con mucha frecuencia, conviene acudir al médico para descartar problemas en el aparato digestivo, respiratorio o neurológico.

En el resto de los casos, hay que tomárselo con calma y esperar a que se pase. El hipo deja de ser tan frecuente en los bebés a partir del sexto o séptimo mes.

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