¿Enseñar a un bebé a usar el baby sign retrasa el habla?

Enseñar la lengua de signos para bebés no obstaculiza el desarrollo verbal en los peques. Los expertos aseguran que incluso puede facilitar el habla
Por María Huidobro González 25 de marzo de 2025
baby sign
Imagen: Sam Tan
El baby sign language está de moda. Lleva décadas utilizándose en Estados Unidos y otros países europeos como Reino Unido o Países Bajos, y desde hace unos años, en España diversas escuelas infantiles y cada vez más familias —influencers y famosos incluidos— lo emplean con sus peques antes de que empiezan a hablar. Su uso aporta muchos beneficios al bebé, incluso a la hora de desarrollar las habilidades del lenguaje verbal. En las siguientes líneas vemos en qué consiste el lenguaje de signos para bebés, sus ventajas e inconvenientes según la ciencia, a qué edad se puede comenzar a enseñarlo y hasta cuándo y qué método es recomendable seguir, además de otros consejos.

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Los bebés se comunican desde que nacen. La forma más común es el llanto, además de los distintos ruiditos que hacen con la boca. También hacen saber cómo están o qué necesitan al mover sus manos y pies, con su sonrisa, sus ojos… De hecho, antes de aprender a hablar, los bebés ya saben pedir ayuda.

Pero hasta que no empiezan a decir sus primeras palabras, sus padres, educadores y resto de familiares debemos interpretar los gestos y muecas del bebé para ver si tiene hambre, sueño o dolor, por ejemplo. Sin embargo, hay otra forma más con la que pueden expresarse en los primeros años, y los adultos entenderlos, que en los últimos tiempos está adquiriendo protagonismo en los hogares españoles: el baby sign.

Qué es el ‘baby sign’

El baby sign, que también se conoce como baby sign language o baby signing, es una herramienta de comunicación gestual temprana para usar con los bebés que todavía no saben hablar verbalmente. Este sistema se sirve de gestos manuales, los signos del vocabulario básico de un lenguaje de signos y el lenguaje corporal para facilitar la comunicación e interacción entre los adultos y los peques.

Gracias a este método que enseñan los padres y madres a sus hijos y que en las escuelas infantiles también tienen su hueco, los bebés pueden decir con sus manitas lo que sienten, necesitan y piensan y sin tener que llorar para hacerse entender. Y esto tiene una explicación desde la parte evolutiva.

“La motricidad gruesa y fina se desarrolla antes que la parte más precisa de articulación oral, del aparato bucofonatorio. Como desarrollan los articuladores manuales antes, con la producción gestual es más fácil que los niños trasladen lo que quieren y lo entendamos, y no tengan que recurrir a la rabieta y al lloro”, comenta la lingüista y logopeda María Bao, que es profesora e investigadora en el departamento de Psicología de la Universidade da Coruña.

Beneficios del ‘baby sign’

Por tanto, esta ampliación del lenguaje no verbal en los peques tiene varias ventajas, según señalan distintos estudios:

  • Mejora la motricidad fina, además de la atención, discriminación visual y memoria espacial.
  • Permite la comunicación temprana del bebé. Si sus primeras palabras no suenan hasta los 12 meses, en este caso, ya se hace entender en torno a los 9-10 meses. Incluso facilita mantener conversaciones sencillas.
  • Aumenta su autoestima. Como al signar el peque puede expresar lo que necesita o le pasa y sus padres le comprenden, se siente más valorado y seguro.
  • Reduce el estrés en los padres y madres, que ya saben qué le sucede a su hijo.
  • Evita las típicas frustraciones y rabietas en el niño, porque ahora sí tiene otra forma con la que poder comunicarse.
  • Fortalece, por lo tanto, el vínculo afectivo entre padres e hijos, solidificando las bases de un apego seguro.
  • Estimula el desarrollo cerebral, fortaleciendo las conexiones neurológicas que facilitan la comunicación. ¿Esto significa que aumenta el coeficiente intelectual? Hay estudios que muestran que los niños que signan, a los ocho años tienen una media de 12 puntos por encima de los que no lo habían hecho, pero también hay investigadores que apuntan que no hay evidencia suficiente para que exista una relación directa.
gesto baby sign
Imagen: Patrick Fore

👉​ ¿Para todos los bebés?

Los especialistas recomiendan enseñar el baby sign a todos los peques y, de manera especial, a cualquier persona que, por sus capacidades, necesidades o forma de procesar la información, lo vaya a entender mejor: sordas, TEA, Down, con dificultades cognitivas… “Para todos los colectivos que tengan dificultades en la comunicación, el lenguaje o hay problemas de expresión oral o de incomprensión auditiva, es un sistema aumentativo y alternativo para la comunicación”, comenta Bao.

¿Enseñar a un bebé a usar el lenguaje de señas retrasa el habla?

Una de las dudas que más plantean los progenitores sobre el baby sign tiene mucho que ver con el desarrollo lingüístico: como mi hijo se puede expresar con las manos, ¿puede que hable más tarde? Es un prejuicio. Los apoyos visuales y gestuales son un apoyo para facilitar el desarrollo comunicativo y lingüístico. Con este sistema facilitas, haces más estimulación lingüística”, responde tajante María Bao.

De hecho, ya en 2000, el estudio desarrollado por varios investigadores encabezado por Susan Goodwyn “proporcionan evidencias sólidas de que los gestos simbólicos no obstaculizan el desarrollo verbal e incluso pueden facilitarlo”, como recoge el artículo ‘Signándole a la infancia: una metodología inclusiva en educación infantil’ (2022). Estudios posteriores, como este de 2012 o este de 2014, encontraron que, si bien el grupo de niños con baby sign utilizaba más gestos, en realidad este empleo no afectaba al desarrollo del lenguaje ni tenía un efecto perjudicial.

✅ Más vocabulario

También se asegura que este método tiende a aumentar el vocabulario de los peques. Hay investigaciones que sostienen que un bebé que signa tiene un vocabulario más adelantado a su edad, en torno a un promedio de 50 palabras más de lo normal a los 24 meses y, a los tres años, sus habilidades de lenguaje están más cerca de las de un niño de cuatro.

La repetición oral y visual de las palabras y sus signos por parte del adulto y su imitación por parte del peque tienen mucha relación en este avance. “Los padres duplican el input lingüístico, ya que lo estás haciendo oral y gestual con un sistema codificado (no inventado). Y, entonces, a mayor input lingüístico, mayor estímulo y mayor facilidad para poder comunicarnos. Y si nos comunicamos y nos entendemos mejor, menos rabietas”, recuerda Bao quien apunta que, de los 12 a los 24 meses, este apoyo gestual ayuda a entender también sus primeras palabras.

Por eso, al margen de la propia técnica, también cobran fuerza otros factores como influencia en estos beneficios lingüísticos. “El orden de nacimiento y el multilingüismo podrían mejorar la receptividad al baby sign”, tal y como sugieren los resultados del preprint reciente ‘The impact of baby sign classes on early communication development: An exploratory study’ (El impacto de las clases de signos en el desarrollo temprano de la comunicación: un estudio exploratorio).

Cuándo empezar a signar a un bebé

Cada bebé es único y tiene su propio ritmo, pero los expertos sostienen que en torno a los 4-6 meses se puede empezar a introducir el baby sign con los hijos. Por lo general, el peque está preparado para iniciarse en esta forma de comunicación temprana cuando ya está listo para comenzar la alimentación complementaria:

  • Se mantiene sentado sin apoyos: tiene las manos libres para signar.
  • Señala con el índice lo que le interesa.
  • Agarra cosas con sus manitas.
  • Quiere comunicarse: nos observa, repite nuestros gestos…
profesora baby sign
Imagen: Ksenia Chernaya

¿Y dejarlo? “Cuando los niños van aprendiendo palabras, van reduciendo la producción gestual. Al ser más competentes oralmente, su uso va decayendo por naturaleza”, reconoce la experta. No en vano, son factibles en aulas de 1 y 2 años; “en aulas de 3 años —confiesa Bao— no llega”. Y lo sabe bien quien en 2014 ayudó al personal de la escuela infantil Abelliñas de Oleiros (A Coruña) a aprender la lengua de signos y elaborar el material didáctico del siguiente curso, con el fin de poder incorporar una cuarta lengua (además de castellano, inglés y gallego) al aula al que se incorporaría una niña sorda de dos años.

Cómo podemos empezar a enseñar el lenguaje de señas a un bebé

El único inconveniente que tiene el baby sign es que hay que dedicar tiempo a aprender las palabras para después enseñarlas al bebé con paciencia y siempre que sea una práctica divertida para ambos. En ese sentido, las propias escuelas infantiles que enseñan a los bebés estos signos suelen dar formación y recursos a las familias. ¿Y si no?

Hay distintas propuestas con las que aprender. El modelo original, basado en la lengua de signos americana (ASL), fue desarrollado en los años 90 por las doctoras en Psicología Linda Acredolo y Susan Goodwyn, dos estadunidenses que investigaron el lenguaje no verbal de los lactantes. Y en nuestro país existen diversas iniciativas para aprender a enseñar el baby sign, pero la experta consultada aconseja utilizar la lengua de signos española, como animan desde Otanana o la Fundación CNSE (Confederación Estatal de Personas Sordas), aunque también se puede optar por la americana que recomienda Cincodeditos.

Todas ellas facilitan un vocabulario básico y funcional para las primeras edades: juegos y acciones cotidianas como vestirse, levantarse, comer, más, agua, leche, pan… Y explican cómo debes ir introduciéndolo y reforzándolo con tu hijo. Lo más importante es que una vez que hayas aprendido el gesto de la palabra elegida, lo signes cada vez que la pronuncies y lo hagas en el momento de la acción.

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