Ingurgitación mamaria: qué es y cómo solucionarla

La ingurgitación o congestión mamaria es un proceso bastante común pocos días después del parto, sobre todo cuando no se puede amamantar al bebé desde el comienzo
Por Cristian Vázquez 14 de octubre de 2015
Img ingurgitacion mamaria hd
Imagen: Nobilior

La ingurgitación mamaria se produce entre los dos y cuatro días después del parto: los pechos parecen llenarse de leche y se inflaman, se ponen duros y duelen. La mejor manera de prevenirla es amamantar a demanda desde el primer momento. Este artículo detalla en qué consiste la ingurgitación mamaria y qué factores propician su aparición, además de enumerar varios consejos para evitarla y actuar cuando se ha producido, como la aplicación de frío y masajes y la ingesta de medicamentos. Además, se abordan las ventajas e inconvenientes de extraerse leche en esta situación.

¿Qué es la ingurgitación mamaria?

Se llama ingurgitación mamaria a la congestión de leche que en ocasiones experimentan los senos de la mujer poco después del parto, en general entre el segundo y el cuarto día. En estos casos, los pechos se ponen duros (uno de los nombres populares del problema es «pechos piedra«) y calientes, duelen y se hinchan. Esta inflamación y la tensión en la areola provocan a menudo que el bebé no pueda agarrarse bien, lo cual es perjudicial para él -que no puede alimentarse- y también para la madre, ya que una de las soluciones para ingurgitación es, precisamente, sacar leche del pecho.

¿Por qué se produce? Como explica la guía de lactancia de EROSKI CONSUMER, una de las causas es el importante aumento de flujo sanguíneo requerido para iniciar la producción de leche. Pero el motivo principal es que el niño no saque la leche a medida que esta se va formando. Esto provoca que la leche se acumule en los alvéolos mamarios y que, en consecuencia, estos se distiendan o incluso se rompan.

Factores que propician la ingurgitación y consejos para prevenirla

Alba Padró, asesora de lactancia de la asociación Alba Lactancia Materna, señala en un artículo tres elementos que suelen propiciar la ingurgitación mamaria:

  • La administración excesiva de fluidos intravenosos durante el parto.
  • La imposibilidad de que el bebé mame después del parto, por haber sido separado de la madre o por algún otro motivo.
  • La ausencia de lactancia a demanda o alguna dificultad oral por parte del pequeño, como frenillo lingual corto.

Además de evitar estos factores en la medida de lo posible, otros consejos para prevenir la ingurgitación son los que Alba Lactancia Materna considera «los tres puntos básicos de la lactancia»:

  • Amamantar con frecuencia y sin restricciones.
  • Evitar la interferencia de chupetes y biberones.
  • Lograr una posición adecuada y un agarre eficaz al dar el pecho.

En algunos casos, el pecho se inflama tanto que impiden que la mujer pueda bajar los brazos de manera normal e incluso puede llegar a causar fiebre.

¿Qué hacer cuando se produce la ingurgitación mamaria?

En esta situación, para el bebé es difícil amamantarse del pecho congestionado, debido a su inflamación. Y, en caso de que después de algunos forcejeos lo consiga, es probable que saque poco o nada de leche y que, para colmo, produzca grietas y lesione el pezón, al aumentar la fuerza de agarre. El resultado: el niño termina cansado y con hambre, mientras el pecho resulta lastimado y sin haber mejorado en modo alguno la ingurgitación.

Por eso, el consejo de Alba Padró es aplicar frío sobre los senos con el fin de desinflamarlos. Para ello, propone dos opciones: la primera, envolver en toallas alimentos congelados y colocarlos sobre el pecho; y la segunda, poner hojas de col frías en contacto directo con el pecho. «Las hojas de col aplicadas sobre el pecho ejercen un efecto antiinflamatorio que permite aliviar la congestión», explica. El procedimiento es simple: hay que romper las fibras con un rodillo de cocina (o similar); luego colocar la hojas sobre el pecho, por dentro del sujetador; y después de media hora, cambiar las hojas usadas por otras frescas.

Se debe tener cierto cuidado, ya que la baja temperatura puede contraer los conductos, lo cual ocasionará que la leche fluya peor, o también causar dolor en el pezón debido a la falta de irrigación sanguínea. Por eso, es conveniente evitar que el frío llegue de manera directa al pezón y la areola. Si se usa la hoja de col, se puede hacer un agujero para que esa parte quede libre.

Otra recomendación es realizar masajes en la zona de la areola, aplicando fuerza en dirección hacia las costillas. Estos masajes, conocidos como «presión inversa suavizante», se deben hacer durante tres minutos. Su objetivo no es que salga leche -aunque eso puede suceder- sino ablandar la zona. El amamantamiento se debe llevar a cabo justo después. Si después de la toma, el pecho sigue hinchado o con dolor, una nueva aplicación de frío ayudará a solucionarlo.

Si el dolor y la inflamación son muy intensos, también se puede recurrir a algunos medicamentos, analgésicos o antiinflamatorios. El paracetamol y el ibuprofeno son compatibles con la lactancia y no conllevan riesgo alguno para el bebé, según indica la guía on line e-lactancia.org, desarrollada por la Asociación para la Promoción e Investigación Científica y Cultural de la Lactancia Materna. Ante cualquier duda sobre otros medicamentos, se puede consultar en esa misma web o, por supuesto, acudir a un profesional.

Ventajas e inconvenientes de extraerse leche

La extracción manual de leche puede aliviar la ingurgitación si los pechos están muy cargados, pero tiene un aspecto negativo: supone una estimulación superior a la generada por la demanda del bebé. Esto hace que aumente la producción de leche, lo cual, a su vez, “recargará” los pechos después. Es decir, más allá del alivio puntual, en última instancia puede resultar perjudicial.

En caso de realizar la extracción manual, lo recomendado es guardar la leche (que en realidad en esos primeros días es calostro) y dársela más tarde al niño. Como en esos primeros momentos los especialistas desaconsejan el uso del biberón, se le puede dar con una cuchara pequeña.

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