Entrevista

«La escuela es el rompeolas donde chocan todas las contradicciones de la sociedad»

José Antonio Marina, filósofo, ensayista y pedagogo
Por Adrián Cordellat 16 de septiembre de 2023
José Antonio Marina
Filósofo, ensayista y pedagogo, José Antonio Marina (Toledo, 1939) es una de las voces españolas más autorizadas para hablar de educación. A sus casi 84 años mantiene una intensa agenda de conferencias y participaciones en congresos, en los que expone su lúcida mirada sobre una educación que observa “en estado de alarma” y una pedagogía “confusa” y que no sabe cómo hacer frente a los desafíos actuales. “El mundo está cambiando a una velocidad acelerada, no solo en el aspecto tecnológico, sino también en el cultural. Pensemos en cómo se ha introducido en la escuela el uso de las pantallas o la problemática trans”, reflexiona Marina, que ve a un sistema educativo con la lengua fuera, intentando a duras penas no perder contacto visual con el pelotón en el que viajan los cambios tecnológicos, sociales y culturales: “Vamos retrasados, cuando, en realidad, los educadores deberíamos estar en vanguardia, porque somos los que deberíamos estar preparando el advenimiento del futuro”.
Su blog se titula El Panóptico, un concepto que, según la Real Academia Española, hace referencia a un edificio que ha sido construido de tal modo que toda su parte interior se puede ver desde un solo punto. Si la educación (el sistema educativo) fuese ese edificio, ¿qué ve en su interior José Antonio Marina?

Titulé mi blog El Panóptico para transmitir la necesidad de intentar ver el panorama social entero. El sistema educativo es muy complejo y no podemos analizarlo fuera de su entorno cultural y económico. La escuela es el rompeolas donde chocan todas las contradicciones de la sociedad. La educación en España es muy desigual. Los resultados de PISA como Estado nos sitúan en un rango medio. Pero cuando esos resultados se ordenan por comunidades autónomas, algunas de ellas tienen una calificación muy buena. Eso quiere decir que una parte del éxito o del fracaso educativo depende de la gestión y del entorno. Hay defectos de nuestro sistema específicamente nuestros, y otros que son comunes a todos los países. Todas las naciones están en estado de alarma educativa, pero la pedagogía está confusa y no sabe como actuar.

Tal y como ha comentado, desde hace años los informes internacionales sobre educación no suelen dejar a España en buen lugar. Siguiendo con la metáfora de la visión global del edificio, ¿con lo que usted ve dentro, se podrían cambiar algo las cosas o hay que tirar el edificio abajo y empezar a cimentarlo desde cero?

Cambiar un sistema básico para una nación, como la educación o la sanidad, no puede hacerse desde cero, porque tiene que seguir funcionando, y porque quienes tienen que hacer el cambio son los que ya están trabajando en él. Lo que hace falta es una mejora de los centros, que pasa inevitablemente por una mejor formación de los docentes y de los equipos directivos, y un apoyo más fuerte de los padres y demás agentes sociales (municipios, sistema sanitario, empresas, ONG, etc.). Es lo que intenté al crear Movilización educativa bajo el lema “Para educar bien a un niño hace falta una buena tribu”.

¿Cuánto tiene que ver en los resultados de esos informes el hecho de que en España parezca imposible llegar a un mínimo consenso político en materia de educación?  

No hay posibilidad de un pacto educativo porque tendría que hacerse entre fuerzas políticas que están fuertemente ideologizadas y polarizadas. Todas (aquí y en todas partes) han querido utilizar el sistema educativo para difundir su ideología. Por eso, lo que reclamo sin ninguna esperanza es que la educación debe estar por encima de las ideologías. Necesitamos una Declaración de autonomía educativa. Los educadores somos “funcionarios de la sociedad”, debemos trabajar a favor de los ciudadanos.

Por no echar toda la culpa a la clase política: usted no se cansa de repetir que la Educación “es una cuestión de interés nacional”. Sin embargo, en las encuestas del CIS, entre las preocupaciones de los españoles rara vez se cuela la Educación… ¿No nos importa?

De la educación se preocupan los padres con hijos en edad educativa. El resto de la sociedad se acuerda de ella como de Santa Bárbara: cuando truena. Eso sí, cuando aparece algún problema social, la gente se vuelve hacia la educación. Eso no es preocuparse, eso es buscar un culpable. He repetido hasta el aburrimiento que hemos entrado en la Sociedad del Aprendizaje, que todos tendremos que aprender a lo largo de la vida si no queremos quedarnos marginados. Después de haber luchado tanto por un “pacto escolar”, ahora creo que no es el momento. Lo que necesitamos ahora es un Pacto por la Sociedad del Aprendizaje que contemple la formación continua a todas las edades y a todos los niveles. Nuestros niños y jóvenes tienen que aprender, y también sus profesores, y los políticos, y los empresarios, y los jubilados.

Dice que “de la educación se preocupan los padres con hijos en edad educativa”. En ese sentido, observo a una generación de madres y padres hiper preocupados por el colegio al que llevarán a sus hijos, eligiendo escuelas innovadoras y con pedagogías alternativas, invirtiendo mucho dinero en esa educación. 

Deberíamos ser los profesionales de la educación los que explicáramos a los padres las ventajas de los distintos métodos en cada momento determinado y con cada alumno. Se ha hecho una diferenciación absurda entre “modos viejos” y “modos nuevos”. Aquellos, basados en la memoria, en la autoridad, en la repetición. Estos creativos, innovadores, basados en el alumno. Ambos son caricaturas y en ambos casos falla la evaluación de los resultados. 

Sea con “modos viejos” o “modos nuevos”, además de fallar la evaluación de resultados, ¿está fallando también el fomento del pensamiento crítico en las aulas?

Sí. No estamos trabajando el pensamiento crítico ni en las aulas de colegios e institutos, ni en la universidad, ni en los parlamentos, ni en la sociedad. El pensamiento crítico se basa en el deseo de encontrar la verdad y la mejor solución a los problemas, pero hay un descrédito de la verdad, fomentado por la filosofía posmoderna, que piensa que la verdad es lo que el poder dice que es verdad. Esto convierte la política entera en una lucha por el poder, sin ningún tipo de legitimación crítica. El fracaso de una política o las mentiras de unos políticos influyen muy poco en la orientación del voto, que sigue siendo pasional y cautivo.  

¿Se puede pretender trabajar el pensamiento crítico cuando no existe de antemano una buena comprensión lectora?

Rotundamente no.

Le pregunto esto porque los recientes resultados del estudio internacional PIRLS han dejado entrever que existe un problema de retroceso de la comprensión lectora en España. ¿Le han sorprendido estos datos?

Para nada. Veníamos anunciándolo desde hace muchos años. El éxito de las nuevas tecnologías, de las redes sociales y sus mensajes cortos está provocando un desinterés por los mensajes largos y una dificultad para comprenderlos. Esto es un problema, porque los argumentos son mensajes largos, así que estamos prescindiendo de los argumentos y acudiendo a los eslóganes, consignas, insultos, memes, etc. Empieza a haber un movimiento para intentar proteger a los niños prohibiéndoles el uso de los móviles, y yo creo que deberíamos trabajar en ese sentido.

Al margen del imperio de las pantallas, ¿qué otros factores se podrían esconder tras estos datos negativos que, por otra parte, parece que son parte de una tendencia global?

En mi opinión, la educación (sistemas educativos, pedagogías, didácticas, organización escolar, formación del profesorado) se está quedando retrasada respecto de los cambios sociales. Vamos retrasados, cuando, en realidad, los educadores deberíamos estar en vanguardia, porque somos los que deberíamos estar preparando el advenimiento del futuro.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube