Los principales cambios en la piel durante el embarazo

La piel de las mujeres mejora en la gestación, pero también requiere de ciertos cuidados y prevenciones
Por Cristian Vázquez 8 de julio de 2015
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Imagen: pedro2009

Durante el embarazo, la piel de la mujer mejora, debido -entre otras cosas- a que gana elasticidad al prepararse para el parto. Sin embargo, también hay cambios que no resultan agradables, como la melasma, conocida como “paño de la embarazada”, o las estrías. Este artículo explica por qué la piel de la gestante está más tersa y luminosa y apunta cuáles son los efectos de las hormonas sobre la piel. También describe otros cambios que se producen en este periodo con respecto a los lunares y el cabello.

La piel de la embarazada, más tersa y luminosa

Durante el embarazo, la piel de la mujer sufre numerosos cambios. Es normal. Debe prepararse para pasar a albergar, en unos pocos meses, un volumen mucho mayor. Para soportar esa tensión, el tejido se hace más elástico. Por este motivo, la calidad de la piel de muchas gestantes mejora durante esta etapa.

«Desde un punto de vista microscópico, aumenta la vascularización de la piel y la formación de colágeno«, explica Miguel Sánchez Viera, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid. La vascularización consiste en la formación de nuevos vasos sanguíneos y capilares en el tejido, mientras que el colágeno es una proteína, el componente más abundante en la piel y los huesos. Estos factores son los que preparan la piel para las transformaciones que experimentará.

Además, la retención de líquidos que se produce a lo largo de estos meses hace que ese líquido se traslade a los tejidos. Debido a eso, la piel se ve más tersa y luminosa, con mayor densidad y espesor de lo normal. Así lo demostró una investigación del departamento de Dermatología de la Universidad de Lübeck (Alemania).

Las estrías en el embarazo

Sin embargo, pese a este proceso natural, hay pieles que no toleran el estiramiento y la distensión y, como consecuencia, sufren pequeñas fracturas y fragmentaciones, las cuales dan lugar a las temidas estrías. En palabras de Sánchez Viera, las estrías son «cicatrices internas de la piel, que aparecen en lugares donde el colágeno no ha sido suficiente».

Para prevenir que surjan se pueden tomar algunas medidas, como el uso de cremas hidratantes, que estimulan la elasticidad y la síntesis del colágeno, y el ejercicio físico, que fortalece la piel. Estas medidas se recomiendan en particular a mujeres que, por predisposición genética o por otros motivos, son más proclives a tener este problema. La prevención no elimina las posibilidades de su aparición, pero sí las reduce de forma considerable.

Efectos de las hormonas sobre la piel

Otros cambios en la piel de la gestante se derivan de la acción de las hormonas. Durante el embarazo se incrementa la producción de melanina, el pigmento del que depende la coloración de la piel, así como del cabello y los ojos. Este aumento provoca la hiperpigmentación, fenómeno que se da en 9 de cada 10 gestaciones y que consiste en el oscurecimiento de algunas partes del cuerpo, como las areolas -zona que rodea los pezones-, la línea negra del abdomen y la cara. Esto último es lo que los médicos llaman melasma o cloasma, y que se conoce como «paño de la embarazada» o «paño del embarazo«.

El problema de la melasma es que, en muchos casos, las manchas en la cara son permanentes. Es decir, a diferencia de la mayoría de los cambios que se producen en el cuerpo de la mujer durante la gestación, esta sobrepigmentación no desaparece después del parto. En otros casos, estas marcas se van difuminando y borrándose, pero es un proceso que puede llevar meses o incluso años.

Cuidar la piel de los efectos del sol

Ya que contra los cambios hormonales no se puede hacer nada, sí es importante tomar medidas contra un factor que también propicia el surgimiento del «paño del embarazo»: el sol. «La gente se acuerda de las hormonas, pero se olvida del sol», sostiene Ramón Grimalt, especialista en dermatología de la Universitat Internacional de Catalunya.

Para prevenir los daños causados por el sol, recomienda emplear «una crema hidratante con protección solar por la mañana y reaplicarla cada vez que se va a salir a la calle» o cada dos horas, que es el tiempo que dura el factor de protección de una crema después de aplicada.

Otros consejos son el uso de sombreros y ropa que cubran del sol y, si es posible, no exponerse a sus rayos en las horas en que inciden con mayor intensidad.

Otros cambios en el embarazo: los lunares y el pelo

Los lunares aumentan su tamaño durante la gestación, debido al incremento en los niveles de melanina. Este cambio también es permanente: los lunares que han crecido en el embarazo no vuelven luego a su tamaño anterior. Y lo mismo ocurre con otras pequeñas marcas o «defectos» de la piel, tales como verrugas o fibromas. Pero su efecto sobre el aspecto y la estética de las mujeres es mínimo.

Sin embargo, en algunos casos, estos cambios en los lunares u otras marcas derivan en una consulta y, a través de ella, en el hallazgo de algún problema que nada tiene que ver con la gestación. «A veces descubrimos lunares que son malos, que están formando un melanoma o un cáncer de piel», cuenta Sánchez Viera. «No es raro que durante el embarazo detectemos alguno de estos lunares que ya estaban cambiando desde antes, pero que se ponen de manifiesto en esta etapa debido a que incrementan de tamaño».

También el pelo de la mujer mejora durante la gestación, también debido a los cambios hormonales, en concreto, a causa del aumento de progesterona. En palabras de Ramón Grimalt, la mujer «tiene el pelo más tirante, más sedoso, con más brillo» y experimenta también un incremento en el volumen y la cantidad de cabello. Después del embarazo, cuando las hormonas retornan a sus niveles habituales, todas estas características del pelo de la mujer hacen lo mismo.

Láser contra estrías y manchas en la piel

Como dato positivo, Miguel Sánchez Viera explica que, en la actualidad, tanto las manchas de melasma como las estrías tienen cura. “No es que sea una tarea fácil: exige atención y tiempo -explica-. Pero podemos eliminarlo o atenuarlo mucho“. Según el experto de la AEDV, los tratamientos se basan en la combinación de técnicas láser con cremas, los cuales, “combinados, son muy eficaces”.

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