Mitos que persisten en torno al embarazo

El embarazo todavía está rodeado de creencias acerca de cosas que se pueden o no se pueden hacer, de cómo elegir el sexo del bebé o cómo conocerlo antes de la ecografía
Por Cristian Vázquez 25 de noviembre de 2015
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Imagen: _italo_

Son numerosos los mitos relacionados con el embarazo que mantienen su vigencia, en mayor o menor medida, pese a que la ciencia ha demostrado su falsedad o, al menos, la falta de evidencias que les den solidez. Este artículo repasa diez de las creencias populares más comunes, desde las ideas en torno al sexo y al deporte durante la gestación, pasando por los viajes en avión, la laca para las uñas y la convivencia con un gato, hasta los antojos, la forma de la tripa y la elección del sexo del bebé.

El embarazo: mitos y verdades

No hace falta retroceder demasiado en el tiempo para llegar a una época en la cual el embarazo estaba rodeado de una buena cantidad de mitos y creencias que contaban con una gran aceptación. Hoy en día, muchas de esas ideas populares han perdido vigencia, pero otras, sin embargo, persisten -y no solo en boca de las abuelas más mayores- pese a que no existen evidencias ni demostraciones que las confirmen.

A continuación se enumera un decálogo de creencias populares que en torno a la gestación todavía perviven y la explicación de por qué son falsas o, al menos, no se han comprobado hasta ahora.

1. El sexo durante el embarazo puede dañar al bebé

Las relaciones sexuales con penetración solo están contraindicadas en embarazos de riesgo. Salvo estos casos, practicar sexo no entraña riesgo alguno para el bebé, pero muchas personas conservan sus temores. Por el contrario, los especialistas sostienen que el balanceo al que se encuentra sometido el niño, debido a los movimientos de su madre y a las contracciones del útero durante el orgasmo, son agradables para él.

Por otro lado, las mujeres suelen disfrutar más del sexo durante la gestación, a causa de que la irrigación sanguínea en las paredes vaginales es superior. Pero también les ocurre a los hombres, cuyo deseo sexual a menudo se incrementa ante las nuevas curvas de su compañera. A veces se producen pequeños sangrados, originados por la la mayor irrigación de sangre. Si el sangrado es mayor, la recomendación es consultar a un médico de inmediato.

Y cuando el embarazo es de riesgo, la pareja no debe olvidar que el sexo no es solo coito. Hay muchas otras maneras de disfrutarlo, desde las caricias, los masajes y los besos hasta el sexo oral y la masturbación.

2. Hacer deporte durante el embarazo puede dañar al bebé

Al igual que el sexo, la práctica deportiva también se creía que era perjudicial para la gestación. Hoy se sabe que es justo al revés: el ejercicio físico es bueno durante el embarazo, ya que reduce las molestias típicas de esta etapa y prepara para el parto y para después, ya que contribuye a una mejor y más rápida recuperación tras el nacimiento. Incluso el bebé resulta beneficiado, ya que algunos estudios han concluido que los hijos de madres que hicieron deporte con ellos en sus vientres desarrollaron mejor el cerebro y el corazón.

3. Cada embarazo cuesta un diente

Durante la gestación aumentan para la mujer las probabilidades de padecer caries y gingivitis. Esto se debe a que los cambios hormonales afectan a los vasos sanguíneos de las encías, la placa bacteriana y el sistema inmune y otros elementos de la boca. Y el problema es que tales situaciones no solo pueden causar la pérdida de piezas dentales, sino también, como señala la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, parto prematuro e inconvenientes durante el embarazo.

Sin embargo, la idea de que es inevitable perder al menos un diente por cada gestación es falsa. Los cuidados bucales recomendados para la futura madre no solo le permiten evitar los problemas relacionados con el embarazo, sino también con su propio cuerpo. Tampoco es cierto que la dentadura de la mujer se debilite a causa de que el niño toma de allí el calcio que necesita, ya que esta sustancia la obtiene, al igual que el resto de nutrientes, de la propia alimentación de su madre.

4. No se puede tomar ningún medicamento durante el embarazo

Muchas gestantes procuran no tomar fármaco alguno durante el embarazo, debido al temor de que sus efectos pudieran afectar al bebé en formación. Sin embargo, y aunque lo conveniente sería evitar cualquier medicamento (sobre todo al principio de la gestación), existen muchos medicamentos que sí están permitidos en esta etapa. En cualquier caso, siempre hay que valorar el riesgo frente al beneficio de ingerirlo y consultarlo con el médico, es decir, nunca automedicarse.

5. Los tintes de pelo y el esmalte para uñas están contraindicados

Tanto los tintes de pelo como los esmaltes para uñas, en la actualidad, son seguros y se pueden usar durante el embarazo. Así lo afirman expertos como Ramón Grimalt, especialista en dermatología en la Universitat de Barcelona, y Juan Vilaplana, miembro del Grupo Español de Profesores y Docentes de Dermatología, que forma parte de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Especifican, eso sí, que se debe tener cuidado con las lacas de uñas provenientes de fuera de Europa, ya que no siempre respetan la prohibición de que contengan tres sustancias tóxicas: tolueno (también llamado metilbenceno), dibutilftalato (ftalato de dibutilo) y formaldehído (metanal).

6. Convivir con un gato es muy peligroso durante el embarazo

Mucha gente hace una suma: una gestación más un gato, igual a toxoplasmosis, una enfermedad muy grave, si se contrae durante el embarazo. Sin embargo, se trata de un temor exagerado. Un felino alimentado solo con pienso y controlado desde el punto de vista sanitario tiene probabilidades prácticamente nulas de estar infectado y, por ende, de contagiar la enfermedad. De hecho, comer jamón serrano o frutas o verduras mal lavadas puede ser, en este sentido, una práctica más de riesgo que tener un gato. Además, muchas personas ya están inmunizadas contra ella. Un análisis de sangre permite saberlo.

7. Las mujeres embarazadas no pueden viajar en avión

La gestación en sí misma no es un obstáculo para los vuelos en avión. Al contrario, a menudo es el medio de transporte más recomendado en esta etapa, ya que el tiempo de viaje es mucho más breve que en autobús o en tren. Además, permite dar paseos para evitar la incomodidad de estar mucho tiempo sentada en la misma posición. Esto ayuda a combatir el llamado «síndrome de la clase turista», una trombosis venosa entre cuya población de riesgo se encuentran las embarazadas.

Después de la semana 28 de gestación, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo recomienda contar con una autorización médica específica, mientras que, a partir de la semana 36 (o 32, si se trata de un embarazo múltiple), se aconseja no volar. En cualquier caso, es el médico quien debe indicar a la gestante la conveniencia o no de viajar en avión.

8. Los antojos no satisfechos dejan marcas en la piel

Este es uno de los mitos más populares y que todavía se repite a menudo cuando un bebé presenta alguna mancha en la piel. Son llamadas antojos y también «marcas de la cigüeña» o «besos del ángel». Los médicos los denominan angiomas planos. La mitad de los niños nacen con estas pequeñas manchas, las cuales, en la gran mayoría de los casos, desaparecen antes del año y medio de vida.

9. La forma de la tripa indica el sexo del bebé

Este es otro gran clásico. La creencia más extendida indica que si la tripa crece de forma más redondeada el bebé es una niña, y si es más picuda, un niño. En realidad, esto depende de otros factores, como el tamaño de las caderas de la madre (si son más anchas, la barriga tiene más espacio y se distribuye más hacia los lados), de la musculatura de la mujer (si los abdominales son fuertes, la tripa sobresale menos) y de la posición del pequeño (si está atravesado el vientre parece más redondo, y si está de cabeza genera el aspecto contrario).

10. Es posible elegir el sexo del bebé

Esta es una cuestión que ha generado muchos estudios y publicaciones. Su objetivo era descubrir si una determinada dieta o tener relaciones sexuales en momentos específicos del ciclo femenino pueden derivar en mayores probabilidades de concebir, a elección, una niña o un niño. Pero algunas de estas teorías se contradicen entre sí y ninguna de ellas ha podido ser contrastada de manera científica.

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