Ave del Paraíso, exotismo en el exterior y en el interior de la vivienda

Esta planta tropical, originaria de África, llama la atención por la curiosa forma de sus flores
Por EROSKI Consumer 5 de diciembre de 2002

Si tenemos paciencia en los cuidados de una planta y no nos importa esperar para ver sus flores, aquí tenemos a la Strelitzia Reginae, comúnmente conocida como Ave del Paraíso o Flor de la Grúa por la curiosa forma de sus flores.

Perteneciente a la familia de las Strelitziaceae, el origen de esta planta de hoja perenne se encuentra en el sur de África. Pensando en su lugar originario podemos llegar fácilmente a la conclusión de que estar expuestos a los rayos directos del sol es lo que más les beneficia y que prosperan en la mayoría de suelos sin necesidad de regar asiduamente. De todas formas el terreno idóneos es el que está bien drenado y poseen un pH de 7,5 y precisarán más agua durante el verano que en los meses de invierno.

El colorido y altura de esta planta es uno de los aspectos que más llaman la atención y la hacen tan querida, ya que puede llegar a medir hasta 150 centímetros y el color de sus flores puede ser bien naranja, amarillo o azul. Dichas flores aparecen en el extremo de un tallo largo y erguido y las hojas ovaladas están unidas a largos pecíolos. Como ya hemos comentado la floración es lenta y puede tardar en producirse entre dos y tres años después de la última.

Para asegurarnos un mejor crecimiento podemos recurrir a abonar el suelo con estiércol vegetal lento, un complemento ideal durante su germinación. Si durante ésta fase mantenemos al Ave del Paraíso a una temperatura constante de 25º C, el éxito está asegurado.

La propagación se puede llevar a cabo tanto por división o como por semillas y posteriormente se tomará de 4 a 8 semanas para germinar. Mientras que no hayan crecido lo suficiente como para ser transplantadas éstas no deben estar expuestas directamente a los rayos del sol porque podrían acabar quemándose.

Finalmente sólo nos queda encontrarle un sitio donde ubicarlas, y éste puede ser bien en una maceta dentro de casa o en el jardín, siempre y cuando vivamos en zonas en las que el frío no sea muy intenso y estén al abrigo de posibles heladas.

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