El abono es uno de los elementos esenciales para conseguir que las plantas se desarrollen con mayor celeridad y tengan el mejor aspecto posible, ya que gracias a él se les aportan los nutrientes que necesitan y que no puede proporcionarles, o no lo hace en la cantidad adecuada, el sustrato sobre el que se asientan.
Para que las plantas echen raíces sobre el jardín lo ideal es aplicar un abono de liberación lenta, mezclado con un poco de turba destinada a las jardineras de la terraza. De esta manera se proporcionará a las plantas el sustrato idóneo para su desarrollo y se logrará que tengan menos posibilidades de ser atacadas por cualquier tipo de plaga. Asimismo existen, en el mercado abonos especiales para jardineras que también podrá aplicar a las plantas de exterior.
Estos productos resultan muy económicos por su larga duración y son más que suficiente para aportar a las plantas abono para tres meses. A la hora de emplear el abono siga las instrucciones recomendadas por el fabricante, aunque lo más habitual en estos casos es emplear una cucharada de producto por cada litro de agua destinada al riego.
Existen también abonos de liberación lenta en formato de pastillas, que han de enterrarse en el sustrato para que actúen al cabo de un tiempo. Su principal ventaja estriba en que nos permiten descuidarnos del proceso de abonado una vez se las hayamos aplicado. Pero no suelen repartir el abono de manera uniforme, al contrario que sucede con los líquidos, que se aplican junto al agua de riego. Asimismo al aplicarse solamente sobre una parte de la tierra sobre la que se asienta el ejemplar estas pastillas pueden llegar a quemar las zonas limítrofes y dejar sin abonar el resto.
