Hay ocasiones en las que se quiere cultivar determinadas plantas forzando sus ciclos naturales de desarrollo mediante la administración de mayores cantidades de luz, creando una situación favorable que les permita encontrar un clima similar al de su zona de origen, aunque sea de manera artificial, mediante la colocación de focos.
Aunque inicialmente ésta pueda parecer una buena idea, lo único que se consigue en el caso de los frutales es aumentar el esfuerzo necesario para que el ejemplar dé frutos y reducir su producción. Conviene tener en cuenta una serie de consejos para proteger los árboles de cítricos y asegurarse una buena cosecha:
–De las diferentes variedades de cítricos, el mandarino es el más sensible, seguido del naranjo y la lima. El limonero el más resistente, lo que facilita que pueda cultivarse en casi cualquier zona climática no excesivamente fría.
–El naranjo es un árbol de hoja perenne, cuyo mayor enemigo son las heladas, prefiere los inviernos suaves y cálidos, que le ayudan a madurar sus frutos. Por lo tanto, se encuentra en una zona con muchas heladas es recomendable proteger su sistema de raíces colocando turba sobre la tierra en la que se asienta. Si ésta se ha congelado puede descongelarla regando el ejemplar con agua caliente.
–La zona ideal de cultivo del naranjo es la costa mediterránea, aunque los inviernos suaves del norte, libres de heladas, tampoco le perjudican, bien es cierto que el exceso de lluvias sí que dificulta su cultivo.
–Un buen lugar para emplazar los cítricos es aquel que presente exposición este o sur, a pleno sol, y si es posible cerca de una pared blanca, ya que les beneficiará la luz reflejada.
Uno de los principales enemigos de los cítricos es el viento, que deteriora las flores y hace que no lleguen a fructificar, reduciéndose considerablemente la cosecha. Para solucionar este serio inconveniente deberemos plantarlos en un lugar resguardado o colocando cortavientos.
