La petunia es un ejemplar muy resistente que puede afrontar sin problema alguno las heladas invernales si la colocamos en un emplazamiento donde reciba algo de sol y sea cálido.
A lo largo del verano deberá proteger las petunias de las típicas tormentas veraniegas y ubicarlas a pleno sol, aunque en las zonas de clima continental deberá protegerlas del sol del mediodía porque, a pesar de admitir altas temperaturas, no son inmunes a la acción de los rayos solares.
Debe de proporcionarles gran cantidad de agua, más aún en verano cuando se encuentren a pleno sol, y quitar a diario las hojas marchitas que afeen su aspecto y porte. Además el olor de estas hojas muertas atrae a las plagas, lo que no resulta nada recomendable. Asimismo al quitarles las hojas y flores marchitas evitará que las plantas gasten parte de los nutrientes que adquieren, a través de la fotosíntesis, en regenerarlas.
Abone al menos una vez en semana y pode la mitad de sus hojas tras la primera floración, cuando advierta que los brotes son demasiado largos y comienzan a entorpecer unos a otros su normal desarrollo. La planta es muy frondosa y recuperará un porte normal en unos 15 días. Debido a su gran frondosidad, al plantar varios ejemplares juntos en el jardín conviene dejar una distancia de unos 30 centímetros entre ellos.