Los espejos antiguos pueden presentar manchas de oxidación e incluso pequeñas raspaduras, rayones o golpes que les hayan echo perder en determinados lugares sus propiedades reflectantes, dejando visible la parte posterior de los mismos.
Resolver el problema de las imperfecciones producidas por los golpes es sumamente complicado, porque por mucho que nos esforcemos en repararlas siempre se van a notar pequeñas imperfecciones en la reparación. Para intentar realizarla deberemos dejar caer, sobre el reverso del espejo, una gota de mercurio que tape la imperfección, y taparla con un material duro que pueda hacer que este metal líquido se fije a la parte posterior.
Si esta opción no le permite reparar el espejo o bien la imperfección se encuentra en sus bordes, puede optar por adquirir un marco de mayor tamaño que, a la par de resaltarlo y decorarlo, nos permita ocultar las imperfecciones. Otra opción consiste en construir con él una falsa vidriera.
