La técnica de reproducción de ejemplares a través de esquejes no es similar para todas las plantas ni debe ponerse en práctica en la misma época del año.
Por un lado están los esquejes leñosos y por otro los blandos. Los primeros son aquellos que presentan un tallo leñoso, independientemente del grosor del mismo. Los esquejes blandos son los que no muestran leña en la parte del arbusto o de la planta de la que se haya seleccionado el esqueje.
Esta diferencia es vital puesto que, pese a que la técnica utilizada va a ser la misma, hay grandes variaciones, por ejemplo en la época del año en la que se deben llevar a cabo. Así, los esquejes leñosos se deben preparar preferiblemente a comienzos del invierno (a poder ser a lo largo del mes de noviembre) mientras que los esquejes blandos deben plantarse a lo largo de los primeros meses de verano.
Para garantizar el éxito del plantado elija la época del año más recomendable para la preparación de los mismos, pero independientemente de que el esqueje sea blando o leños, elija siempre un ejemplar joven y sano. Este tipo de ejemplares será más fácil de que arraiguen, siempre y cuándo les hayamos dejado un sistema de raíces adecuado y tengan el suficiente cambium o estrato celular de las plantas leñosas, responsable de que los tallos y raíces del ejemplar puedan llegar a engordar, y en definitiva a crecer como si de un nuevo ejemplar se tratara. El cambium es la única célula capaz de llevar a cabo la reproducción por sí misma, y se encuentra situada debajo de la corteza del ejemplar esquejado.
