El feng shui es una antigua disciplina china que cada vez adquiere más adeptos en Occidente. Su objetivo es favorecer la armonía y la buena circulación de la energía en los distintos ambientes de la casa, a través de la disposición de los muebles, los colores, los materiales y otros factores que, según las creencias orientales, ejercen influencia en la vida cotidiana. Si bien la aplicación del feng shui en cada casa dependerá de las personas que la habiten, algunos consejos y recomendaciones generales dan pistas a todos los interesados.
El feng shui, un sistema para lograr armonía
El feng shui es un milenario sistema chino para organizar y decorar los ambientes de la casa, a través del cual se mejoran las condiciones de vida de las personas. Está basado en las enseñanzas de la doctrina taoísta y, si bien desde la ortodoxia del conocimiento occidental se deslegitima al considerarla una pseudociencia, cada vez más personas tienen en cuenta sus fundamentos en el momento de pensar en la decoración y el orden del hogar.
El objetivo del feng shui es otorgar armonía a la vida de los inquilinos, al crear las condiciones más apropiadas para el chi, es decir, el aliento vital o flujo vital de energía. Según las creencias orientales, el chi es una energía que fluye por la naturaleza, mientras que los problemas que aquejan a los seres humanos, tanto físicos como psicológicos, están relacionados con la interrupción de su libre circulación.
Por ese motivo, el feng shui presta atención a diversos factores: la disposición de los muebles y demás objetos dentro de cada espacio, los materiales de los que estén construidos, los colores, la orientación de las estancias y los elementos de una casa en relación con los puntos cardinales, etc. A todos ellos se debe atender si se pretende que la casa cumpla con los principios de esta creencia.
Criterios generales del feng shui en el hogar
Cada casa es particular y única porque sus características dependen de quienes habiten en ella. Ese es el principio básico del feng shui. Esto quiere decir que no existen reglas fijas que por sí mismas sean aplicables a todos los casos, sino líneas generales que luego se deben adaptar a cada persona y a cada lugar.
Según el feng shui, se debe buscar la presencia de los elementos naturales: agua, fuego, tierra, madera y metal
Una de las enseñanzas del feng shui establece que se debe intentar que la mayoría de los muebles y objetos que haya en una casa estén compuestos de elementos naturales. De hecho, los términos chinos feng shui significan «viento y agua». Los chinos de la antigüedad consideraban cinco elementos en la naturaleza: agua, tierra, fuego, metal y madera. La recomendación sería entonces procurar que haya en la casa la menor cantidad posible de objetos plásticos y de otros materiales sintéticos.
Otro criterio importante está dado por la necesidad de vacío y orden. El vacío, en este caso, entendido como la búsqueda de evitar la acumulación de objetos superfluos, como adornos, cajas, papeles, etc., que poco a poco toman el espacio y acaban por dominarlo. Como esto ocurre a lo largo del tiempo, a menudo es muy difícil notarlo y solo se advierte cuando hay que mover todas las cosas, debido a que se realizará una mudanza o una reforma. El objetivo es librarse de todas esas cosas y mantener ordenadas las demás. Para el feng shui, esto permite una circulación más fluida y natural del chi, pero no hace falta adoptar estas creencias orientales para sentirse mejor en un ambiente amplio, equilibrado y sin sobrecargas.
Con relación a los colores, los más recomendados para las paredes y otros espacios amplios son los tonos claros, que transmiten sensación de paz y serenidad. Se pueden introducir luego colores más intensos, pero en objetos o elementos pequeños, en función de las posibles búsquedas y combinaciones de estilo y de la decoración general.
Más allá de que en cada casa los criterios del feng shui deben tener una aplicación particular, se pueden tener en cuenta algunos consejos generales. A continuación, se enumeran algunos de ellos.
La entrada de la casa debe ser amplia y estar despejada, para que la energía pueda circular con libertad
La entrada de la casa debe ser amplia y estar despejada, ya que se considera que por ella no solo entran y salen las personas, sino también la energía, el chi, y se debe hacer todo lo posible por estimular su fluidez. Por el mismo motivo, hay que evitar que la puerta de entrada dé a un rincón, una columna o una escalera.
Siempre resultarán más favorables los muebles y objetos cuyos bordes no sean rectos, sino curvos o redondeados.
El mobiliario se debe disponer de tal manera que sea sencillo circular por cada estancia. Si hay muebles que obstaculicen o dificulten el paso, la energía no circula con libertad.
En cada estancia no debe haber elementos que no se relacionen con la finalidad del ambiente. A este punto se le da especial importancia en el dormitorio, donde se desaconseja cualquier objeto que no esté asociado con el descanso y las relaciones sexuales. Televisor, libros, mesas de trabajo, etc. no deberían estar allí. Lo mismo ocurre con los aparatos eléctricos, que generan campos magnéticos negativos.
Como se busca la combinación de todos los elementos de la naturaleza, conviene que en el salón también esté el agua, a través de una pecera o una pequeña fuente.
Los espejos son favorables, según el feng shui, a la buena circulación de la energía, por lo cual se aconseja también su presencia, sobre todo en espacios estrechos como el recibidor o pasillos.
Se debe evitar que los asientos se sitúen de espaldas a las puertas, ya que esto genera -siempre según el feng shui- una sensación de intranquilidad en quien los ocupa.