El taburete, una alternativa práctica para las sillas

El taburete es un tipo de asiento que aporta muchas soluciones funcionales en poco espacio y con estilo en casi todas las estancias de la casa
Por EROSKI Consumer 5 de marzo de 2002
Img taburetes
Imagen: Rennett Stowe

Tanto en la cocina como en el salón, e incluso en el cuarto de baño, el taburete es un tipo de asiento que permite aprovechar al máximo el espacio disponible. Existe tal variedad de opciones, elaboradas con diversos materiales, que se adaptan a todos los usos y estilos. Este artículo detalla los empleos y lugares para el taburete y sus formas y diseños, además de destacar el caso del Taburete Dúplex, un pionero del diseño posmoderno español.

Usos y lugares para el taburete

Después de un tiempo durante el cual se consideró el taburete como un objeto pasado de moda, desde hace ya unos cuantos años este tipo de asiento ha recobrado valor y vuelto a ser estimado por numerosos decoradores e interioristas. Esto se debe a que resulta un elemento muy práctico para casi cualquier ambiente, por el poco espacio que ocupa y las posibilidades que ofrece.

El lugar de la casa donde los taburetes son más comunes es la cocina. Como la principal tarea que se realiza en esta zona es preparar alimentos, esta estancia se debe optimizar para moverse con facilidad por ella y estar de pie. Esto requiere espacio y este tipo de asientos lo otorgan. Otro motivo es que las cocinas a menudo cuentan con mesas más altas que las normales y esta clase de asientos permiten alcanzarlas con mayor facilidad.

Los taburetes ofrecen una doble ventaja para las barras americanas: son altos y, como carecen de respaldo, se pueden guardar debajo

Los taburetes son, además, el asiento típico de las barras americanas que en muchas ocasiones separan la cocina del comedor o del propio salón. La doble ventaja en estos casos es llegar a la altura de la barra con taburetes altos y que, por carecer de respaldos, se pueden guardar debajo cuando no se utilizan.

En el salón, los taburetes también pueden tener reservado un lugar. La mayor comodidad, desde luego, se obtendrá en el sofá y los sillones, pero un taburete puede constituir una opción espléndida si se cuenta con una librería amplia, junto a la cual los habitantes de la casa o las visitas quieran pasar mucho tiempo consultando libros. De la misma forma, dos o más asientos de este tipo resultan un punto de encuentro en reuniones o fiestas, y si se ubican junto a una ventana serán el espacio dedicado a los fumadores.

Incluso en el cuarto de baño un taburete resulta muy útil. En este caso, es más bajo y con un diseño mucho más austero y neutro que el de la cocina o el salón, ya que cumple con un doble objetivo: no solo sentarse sobre él (para cortarse las uñas o cualquier otra tarea que se deba desempeñar allí), sino también apoyar cosas encima (como toallas o la ropa para ponerse después de ducharse o bañarse) y hasta para subir en él y poder, de tal manera, alcanzar sitios altos, como la parte superior o los últimos estantes de muebles y armarios.

El taburete: sus formas y diseños

La definición más estricta del taburete establece que es un asiento sin brazos ni respaldo. Es decir, no es el más cómodo de los asientos. De hecho, en la antigüedad estaban reservados para los vasallos, mientras que los reyes y demás miembros de la nobleza ocupaban tronos y asientos mullidos. Sin embargo, con el paso del tiempo se han desarrollado infinidad de diseños en los más diversos materiales, que permiten su adaptación en cualquier estancia, usos y estilos.

En la antigüedad, los taburetes estaban reservados para los vasallos, mientras que la nobleza ocupaba tronos y asientos mullidos

De hecho, en muchos casos incorporan respaldos, pequeños pero que permiten recostar la parte más baja de la espalda y son un descanso cuando hay que pasar un tiempo más o menos prolongado en estos asientos. Otros no tienen respaldo pero son acolchados o poseen una forma anatómica que posibilita una mejor adaptación del cuerpo y reducen la fatiga.

Los taburetes más modernos son los que cuentan con una sola pata, que es de metal, y un sistema de suspensión, y además permiten regular la altura del asiento. Como son altos, incluyen una pieza sobre la que se pueden apoyar los pies (ya que de otro modo quedarían en el aire). Son apropiados para espacios con diseños modernos y minimalistas, en los que sus curvas ejercen un contraste muy atractivo con las líneas rectas predominantes.

Los clásicos, por su parte, son por lo general de madera, tienen tres o cuatro patas y un diseño más simple. Se adecuan a estilos más clásicos o rústicos y a ambientes donde abunde la madera.

El Taburete Dúplex, pionero del diseño posmoderno español

El llamado Taburete Dúplex fue diseñado por el valenciano Javier Mariscal en 1981. Es un asiento que respeta los conceptos más elementales del taburete, pero que incorpora líneas curvas, asimetrías y colores que rompen con la tradición. Es considerado uno de los mayores exponentes del diseño español, antecedente de las formas posmodernas que llegarían años después.

Este taburete (una de cuyas patas es recta, otra curva y la otra ondulada, y las tres en distintos colores) fue diseñado con el objetivo de incluirlo en el mobiliario de un bar de Valencia llamado Dúplex (que hoy ya no existe). De ahí toma su nombre. Por eso se fabricaron unas pocas unidades. Pero, debido a su éxito, más tarde se ordenó fabricar una tirada mucho más grande, con un importante éxito comercial.

Desde 1995, el Taburete Dúplex es una pieza de museo: un ejemplar se expone en el Museo de las Artes Decorativas de Barcelona. El diseño de Mariscal constituye una auténtica muestra de cómo las formas clásicas del estilo y el diseño se pueden renovar con recursos simples y convertirse en material clave para la decoración de interiores.

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