Elegir los mejores esquejes para la multiplicación

Los esquejes de plantas jóvenes en general son más fuertes y sanos que los de ejemplares maduros y tienen más posibilidades de desarrollarse
Por EROSKI Consumer 8 de febrero de 2005
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Imagen: miz_ginevra

El uso de esquejes es una de las formas de reproducción de plantas más utilizada, debido a su relativa sencillez y su bajo coste económico. Una de las claves para lograr el éxito en este proceso es elegir los mejores esquejes y tomar algunas precauciones para su cuidado y desarrollo. En este artículo se explica la importancia de que los esquejes sean fuertes y vigorosos, los tipos de esquejes existentes y cómo lograr un buen enraizamiento.

Esquejes fuertes y vigorosos

La multiplicación por esquejes es una forma asexual de reproducir las plantas (la forma sexual es a través de semillas). Consiste en obtener un nuevo ejemplar a través de una parte (una pequeña rama, un tallo e incluso hojas) de una planta anterior. Es una especie de «clonación», ya que el nuevo ejemplar tendrá una información genética similar a la del antiguo y su vida será más corta. Además, existe el riesgo de la aparición de malformaciones.

Los esquejes deben medir entre 10 y 15 centímetros e incluir al menos un par de nudos

En cualquier caso, para que el método resulte exitoso, hay que prestar atención al momento de elegir los mejores esquejes. La manera específica de cortarlos y cultivarlos dependerá de cada especie en particular, pero se pueden mencionar una serie de recomendaciones generales.

En principio, la planta de la cual se quiten los esquejes debe estar sana, fuerte y sin síntomas de que haya sido atacada de forma reciente por plagas o enfermedades. Para utilizar como esquejes se deben utilizar tallos fuertes y vigorosos, de ser posible de ejemplares más bien jóvenes, ya que estos tienen más posibilidades de enraizarse y brotar (al contrario de lo que se piensa a menudo, de que darán mejor resultado los esquejes más maduros). En general, los esquejes deben medir entre 10 y 15 centímetros e incluir al menos dos nudos (los nudos son las partes desde donde salen los brotes de nuevas ramitas u hojas). Lo más idóneo es que su base sea leñosa pero sus extremos, blandos.

El corte tiene que ser oblicuo y lo más limpio posible. Para ello se aconseja el empleo de tijeras de podar o unas cuchillas bien afiladas. Luego, se deben quitar las hojas cercanas a la base de la rama -si las hay- para evitar que, al plantar el esqueje, queden en contacto con el sustrato y se pudran.

Tipos de esquejes

Existen varios tipos de esquejes, según la parte de la que se extraiga del ejemplar original o «madre»./p>

  • De hoja: se quita solo una hoja con su correspondiente peciolo (es decir, la parte que une la hoja y la rama en la cual se encuentra) y se entierra este último. Una variante es el esqueje «de hoja y tallo», en el cual la hoja no se acompaña solo del peciolo sino también, como su nombre indica, de una pequeña porción de tallo. Según cada caso, tardan en enraizar entre seis semanas y varios meses.

Como los esquejes no tienen raíces, deben incorporar la humedad y los nutrientes que necesita a través de sus tallos y hojas

  • De raíz: este método se emplea sobre todo en las épocas frías del año, ya que estos esquejes solo pueden desarrollarse en la fase inactiva (durante el invierno) de ciertas plantas. Consiste en extraer fragmentos de la raíz o de brotes superficiales y enterrarlos en una mezcla de turba y arena.

  • Tiernos: son los que se realizan en plantas de maceta que no han experimentado aún el proceso de lignificación, es decir, pasar de una consistencia herbácea a una leñosa. Este proceso se debe llevar a cabo entre la primavera y el verano y otorga rápidos resultados.

  • Semileñosos: en general, son los esquejes que se utilizan para multiplicar plantas herbáceas, así como arbustos y plantas trepadoras. La época más apropiada para hacerlo es entre finales del verano y el otoño.

  • Leñosos: conviene plantar estos esquejes en una época fresca, no en pleno invierno pero sí con el otoño bien entrado. Normalmente se emplea para árboles y arbustos de gran tamaño, que tardan unos seis meses en enraizar.

Enraizamiento y hormonas para el desarrollo de los esquejes

La reproducción por esquejes necesita de cuidados especiales. Como no tienen raíces, deben incorporar toda la humedad y los nutrientes necesarios a través de los tallos y hojas. Por eso se recomienda que el ambiente en el que se cultiven cuente con una humedad muy elevada, en torno al 70%.

Para ello, una técnica que da buenos resultados es cubrir el recipiente en el que se planta con un plástico, que no asfixie a la planta pero genere un efecto de invernadero. Además, hay que colocarlos en un sitio donde reciban buena luz, pero evitar que incidan sobre ellos de forma directa los rayos del sol. La temperatura idónea para el desarrollo de plantas por esquejes es de entre 20 y 25ºC.

Los sustratos más adecuados para que los esquejes crezcan saludables deben permitir una rápida emisión de raíces. En concreto, son buenos los suelos ricos en vermiculita y arena. Y conviene nutrirlos con hormonas de enraizamiento, las cuales estimulan la aparición y el crecimiento de las raíces de la nueva planta. En el mercado se comercializan tanto en polvo como en gel y en forma líquida.

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