Sembrar en un espacio amplio como el jardín es muy diferente a realizar esta misma tarea en un semillero. Algunas de las claves de esta tarea se explican a continuación:–En primer lugar hay que trazar zonas para cada variedad utilizando alguna herramienta puntiaguda o la punta de un palo. Hay que procurar que estas áreas se superpongan ligeramente.
–Para esparcir las semillas se puede hacer tanto distribuyéndolas sobre las zonas trazadas anteriormente (esta forma de actuar dará problemas a la hora de realizar el aclarado y el desherbaje) o sembrando en surcos, lo más recomendable porque las plantas crecerán en las zonas seleccionadas y con el espacio entre ellas que se haya dejado mientras se plantaban sus semillas, evitando que se apropien unas de los nutrientes que otras necesitan.
Como la primera opción no tienen ninguna dificultad a continuación se explicará la manera de preparar los surcos.
Lo primero que hay que saber es que la profundidad del surco estará en función del tamaño de la semilla. Calcule que las semillas deberán ser cubiertas por una capa de suelo doble de su tamaño.
Tras la siembra es importante proporcionar agua a las semillas, pero no inmediatamente. Si el suelo es húmedo se puede esperar varias horas, pero si el sustrato es seco conviene regar al cabo de una hora.
No obstante, es mucho más recomendable sembrar las semillas primero en un semillero, protegido de la intemperie y de la voracidad de los pájaros, y luego transplantarlas a su ubicación definitiva cuando hayan crecido las plántulas, o plantitas que crecen a partir de las semillas. Así conseguirá que las plantas dispongan de mayor espacio y crezcan más grandes y sanas.
