Con frecuencia las cocinas suelen estar alicatadas en colores claros, aunque en la actualidad tienden a emplearse también combinaciones de colores oscuros. Los más habituales, además del blanco, son los amarillos, azules e incluso rojos o naranjas, que abren el apetito, en sus tonalidades claras.
En la decoración de las cocinas también es un recurso muy común el empleo de fotografías de productos alimenticios, sobre todo frutas.
Las tendencias pasan también por el empleo de muebles de tonalidades claras cuando los espacios son pequeños. En este caso se han colocado unos armarios con puertas de melamina de color azul y unas puertas grises a ambos laterales del mueble, de forma que hagan juego con los muebles de debajo de la encimera, cuyos cajones son grises, mientras que las puertas son del color predominante en el frente, azul claro.
La ventaja del empleo de tonalidades claras en la cocina estriba en que se consigue que sea una estancia más luminosa.
