Proceso correcto para cubrir de tierra los ejemplares trasplantados

Debe hacerse sólo hasta la base del tallo, de otra manera las posibilidades de éxito disminuyen notablemente
Por EROSKI Consumer 23 de febrero de 2005

Hay un error que se comete con cierta frecuencia cuando se llevan a cabo tareas de trasplante de plantas o repicado; un método que consiste en un corte ligero de las puntas de las raíces para que ramifiquen y formen así un sistema radicular más homogéneo. Algunos aficionados a la jardinería tienden a cubrir de tierra al ejemplar hasta bien entrado el tallo o incluso muy cerca de las primeras ramas u hojas, un error bastante común que impide que los ejemplares se desarrollen con normalidad.

Con esto lo único que se está logrando es asfixiar al ejemplar, aunque haya gente que considere que así la planta o arbusto está más protegido y mejor guiado en su crecimiento, además de aprovechar en mayor medida los nutrientes del sustrato en el que prácticamente ha sido enterrado.

Sin embargo nada de esto es cierto. Por este motivo, cuando se realicen tareas de repicado o de trasplante, la fórmula más indicada consiste en introducir el ejemplar hasta la base del tallo, es decir, cubrir perfectamente las raíces y luego añadir, como mucho, un centímetro más de tierra.

Si se siguen estas instrucciones y no se entierra el tallo del ejemplar se asegura que la planta pueda respirar oportunamente y, en consecuencia, un mayor porcentaje de éxito para que salga adelante.

Consejo antes de transplantar

Además, cuando se va a producir el trasplante de un ejemplar de un recipiente a uno de mayor tamaño hay que realizar alguna tarea previa tan necesaria como frecuentemente olvidada.

El día antes de llevar a cabo el proceso de trasplante o ese mismo día, previamente al cambio de recipiente, conviene realizar la inmersión total de la maceta en agua. Para realizar dicha tarea es conveniente llenar un cubo de agua y sumergir totalmente la maceta en la que aún se encuentre el ejemplar, pero con cuidado de no introducir también las hojas de la planta; sólo interesa que se empapen bien el sustrato y las raíces. Si se mojan las hojas, será aconsejable secarlas lo antes posible con la ayuda de un secador de pelo y papel absorbente, porque si les da el sol pueden quemarse o marchitarse debido a la presencia del agua.

Una vez que se observe que la tierra está bien húmeda, dado que dejarán de salir burbujas de la maceta, puede retirar el tiesto del agua y comenzar el proceso habitual de trasplante.

Con esto lo que se está logrando es mejorar la adaptación de la planta a su nuevo entorno, a la vez que se asegura que ésta no va a morir por escasez de agua, algo muy habitual hasta que las raíces de las plantas se asientan en el nuevo sustrato. También hay que recodar que es preferible realizar esta operación cuando la planta esté en descanso, o sea, en invierno.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube