Reparaciones más rápidas con mortero monocapa

Una sola aplicación es suficiente para arreglar los desprendimientos de las superficies de exterior
Por EROSKI Consumer 22 de mayo de 2006
Img fachada

Los productos monocapa reducen el tiempo de trabajo, un factor muy apreciado cuando se trata de arreglar superficies de exterior. Aunque el verano es la época propicia para este tipo de reparaciones, ya que las temperaturas cálidas aceleran el proceso de secado, no conviene abusar de la exposición al sol. Por ello, los desprendimientos y las fisuras de la fachada se pueden arreglar con mortero monocapa, un producto que cubre la superficie y solventa las imperfecciones con una sola aplicación.

Arreglar la fachada exige, en ocasiones, mantener una postura incómoda o largas exposiciones a la intemperie. Por este motivo, existen productos que facilitan la tarea. Se trata de morteros monocapa que se adquieren listos para utilizar como revestimiento exterior. «Únicamente debe añadirse al producto la proporción de agua recomendada por el fabricante», explica la Asociación Nacional de Fabricantes de Morteros Industriales (ANFAPA).

Son flexibles, de gran adherencia e impermeables, «siempre que se apliquen correctamente con un espesor mínimo de 10 mm». Se extienden directamente sobre la fachada sin necesidad de reparar previamente las imperfecciones (enfoscado). Cubren toda la superficie con una única aplicación y pueden ser coloreados al final del proceso, aunque existen modalidades que dotan a la fachada de la textura y el color definitivos una vez que fraguan.

Para que el mortero sea efectivo ha de tener un espesor que oscile entre 12 y 15 mm. Esta medida permite que las fachadas transpiren y la humedad no quede almacenada en su interior. Aunque absorbe el agua de lluvia, el mortero es capaz de evaporarlo para evitar que aparezcan grietas.

Soportes

El uso de este material está admitido en grandes superficies y viviendas unifamiliares. Se utiliza tanto para rematar obra nueva como para reforzar construcciones anteriores y debilitadas. Es un producto que «responde bien en zonas de fachada sometidas alternativamente a sol y lluvia», afirma ANFAPA, aunque no es aconsejable en superficies expuestas a una humedad permanente, «en especial, si hay riesgo de heladas frecuentes».

El soporte debe tener cierta rugosidad para que el producto agarre

Por otro lado, para que el producto agarre, la fachada debe contar con una resistencia igual o mayor a la del mortero. El soporte debe tener una rugosidad que permita «crear enlaces entre las dos superficies». Se trata de un problema que se da con más frecuencia en obras de rehabilitación, pero no es exclusivo de ellas.

Los materiales cerámicos como el ladrillo, los bloques de arcilla aligerada u hormigón son aptos para las paredes. Por el contrario, el yeso y las pinturas no son adecuados. Tampoco es recomendable el hormigón celular, debido a su excesiva porosidad.

Cómo se aplica

El mortero se puede aplicar de manera manual o mecánica. En pequeñas superficies resulta más práctica la aplicación manual con llana, mientras que en paredes grandes es habitual recurrir a la proyección mecánica. Esta última consigue una mezcla más homogénea y un mejor rendimiento de la masa.

Asimismo, hay que prestar atención a las juntas entre los distintos materiales, ya que son puntos débiles en los que pueden aparecer fisuras. Es importante reforzar estos encuentros, sobre todo, en obras de rehabilitación que combinan paredes de soporte cerámico con superficies de hormigón u otros materiales.

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