Uno de los métodos de multiplicación más generalizado consiste este termino tan contradictorio, al menos matemáticamente hablando, de la multiplicación por división. Para que facilitar que los nuevos ejemplares arraiguen sin problemas hay que tener una serie de consideraciones en la forma de emplearlo.
La raíz de una planta es la parte más sensible de ésta, al tener que soportar elementos ambientales externos como la luz, a la que no está expuesta normalmente, el frío o el calor. Además, si no se tienen las debidas precauciones durante el proceso de manipulación las raíces serán más propensas a contraer plagas o enfermedades.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que se debe de desinfectar con alcohol los elementos que se vayan a emplear para realizar la división de las plantas. Asimismo, conviene saber que es un buen momento para retirar los extremos más envejecidos de la raíz, ya que pueden convertirse en un foco de enfermedades y dejar de cumplir con su función de absorber alimento.
Se deben cortar también las raíces más largas que no entren en la nueva maceta; es mejor cortarlas que colocarlas aplastadas. No obstante, cuando se realice una poda de las raíces de cualquier ejemplar también se deberá podar de manera proporcional su parte aérea, de lo contrario su reducido sistema de raíces no podrá alimentar a la planta.
Por último, es aconsejable realizar la operación de la división y posterior transplante en el menor plazo de tiempo posible, porque las raíces no deben quedar expuestas al calor o al frío más tiempo del necesario.
