Técnica del vaciado

Apropiada para ambientes rústicos, crea un efecto no uniforme en paredes, puertas y muebles
Por EROSKI Consumer 10 de diciembre de 2002
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Imagen: Kenneth Lu

La técnica del vaciado, también conocida como aguada o veladura, se emplea para crear un efecto no uniforme en paredes, puertas y muebles de grandes dimensiones. Su acabado final se asemeja al del esponjado o trapeado, pero el proceso de trabajo es diferente. Consiste en aplicar sobre un fondo ya pintado una capa fina de pintura de otro color, muy diluida, y difuminar con una brocha seca las pinceladas anteriores. El resultado aporta originalidad a la estancia y es apropiado para ambientes rústicos.

Paso a paso

Antes de pintar la superficie es imprescindible prepararla. Para ello, hay que lijar cualquier saliente y cubrir con masilla las imperfecciones hasta conseguir un acabado liso. A continuación, se debe aplicar una mano de pintura plástica, satinada o mate, a modo de capa base. Es conveniente respetar los tiempos de secado indicados por el fabricante, entre 6 y 24 horas en función del tipo de producto elegido, y aplicar una segunda mano. Una vez seca, se extiende la capa de acabado en la que se trabajará la técnica. La pintura debe estar diluida en un 40% en agua o veladura y hay que distribuirla por la superficie de forma irregular.

Antes de que se seque esta capa, se repasa la superficie con una brocha seca de vaciar. Se retira la pintura en pequeñas cantidades y se descubren trazos del color de la base. De esta manera, se produce el acabado irregular en el que se aprecian los dos tonos empleados.

La técnica consiste en aplicar sobre un fondo ya pintado una capa fina de pintura de otro color muy diluida

Recomendaciones

Si la superficie decorada se ubica en una estancia en la que sea posible entrar en contacto con el agua, como el baño o la cocina, se recomienda aplicar una última capa de barniz mate para protegerla. Al estar diluida en gran proporción, parte de la pintura empleada pierde impermeabilidad y a la larga sufre desperfectos.

El éxito de la técnica se basa en lograr desplazar la brocha de vaciado de forma segura y enérgica. Igual de importante es no intentar retocar o volver sobre pinceladas anteriores. Esto sólo contribuye a empeorar el resultado final.

El proceso de trabajo no es complicado, pero para evitar sorpresas desagradables conviene practicar con anterioridad en un cartón o en un trozo de pared para observar el efecto y mejorar la técnica.

La elección del color

Si en muchas ocasiones elegir el color con el que se va a pintar una estancia resulta complicado, puede ser más difícil seleccionar los dos que emplea la técnica del vaciado. Uno debe ser para la capa base y el otro para la superficial. Es una cuestión que merece atención ya que el acabado final también depende en gran medida de la elección de las tonalidades.

La combinación de un color demasiado oscuro sobre otro más claro da como resultado un acabado apagado e incluso sombrío. Al contrario, el efecto es pobre. La apuesta menos arriesgada es escoger un color pastel para el fondo y dos o tres tonos más oscuros para el acabado. De esta forma, se consigue dar un efecto de volumen a la superficie. Si se busca proporcionar brillos, el tono de acabado debe ser más claro.

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