En casa se suele disponer de todo tipo de complementos, que sobresalen bien por su funcionalidad y por su valor ornamental, o bien por la combinación de ambas características. Este es el caso de los clásicos salvamanteles de metal sobre los que se colocan ollas y pucheros, cuando éstos están demasiado calientes y pueden dañar la mesa o el mantel. Aunque se pueden comprar en cualquier tienda de bricolaje, optando por diversas formas y materiales, también existe la posibilidad de crear un salvamantel individual y de diseño propio, confeccionado en madera, además también puede servir como práctica tabla de cortar o de posavasos.
El proceso de construcción de un salvamantel de madera se inicia con el corte de una o varias tablas, en forma redondeada. Después es recomendable marcar el centro para realizar un agujero en la misma zona de todas ellas, y así poder guardarlas colgadas. Para conseguir un buen acabado en los bordes, es conveniente emplear la fresadora o lijar varias veces para dejar la superficie suave al tacto. Hay que tener en cuenta que si el salvamantel va a entrar en contacto directo con los alimentos, no se podrá aplicar cualquier producto. El método más recordable consistirá en emplear barnices al agua, en lugar de los que son al disolvente. No obstante, la solución más sencilla puede ser usar aceite de oliva para nutrir la madera y mantenerla siempre en condiciones, y sin riesgos de intoxicación, ni alergias.
