El programa ECO en los electrodomésticos, ¿ahorra electricidad?

Un programa ECO es el modo de funcionamiento eficiente de los electrodomésticos. Respecto a uno estándar, permite ahorrar recursos, tanto energía como agua.

El modo ECO funciona a una temperatura de 40 a 60 ºC, normalmente fija (el usuario no puede cambiarla). En función de la carga, el electrodoméstico puede variar esta temperatura para optimizar el ciclo de lavado. Aunque depende del fabricante, la máquina y el modelo, de media los programas ECO ahorran entre un 33 % y un 51 % de electricidad y, aproximadamente, un 36 % de agua.

Desde marzo de 2021, fecha en la que entró en vigor la nueva etiqueta energética, los electrodomésticos deben tener obligatoriamente este modo de funcionamiento. En los lavavajillas equipados con selección automática de programas, el ECO debe ser el que se inicie por defecto.

Al contrario de lo que se suele pensar, un programa ECO dura más tiempo que uno estándar. En un lavavajillas suele durar una hora más, mientras que en una lavadora este ciclo de lavado se alarga unos 90 minutos.

Los programas cortos, en cambio, son menos eficientes. Para actuar con rapidez utilizan más potencia eléctrica y agua. Economizaremos tiempo, pero gastaremos mucho más dinero y recursos.

La mayor parte de la energía que consume un electrodoméstico es para calentar el agua. Como los programas ECO requieren menos temperatura de lavado y también utilizan menos agua, el gasto en electricidad es menor.

Lo que determina el consumo eléctrico de un electrodoméstico, y por tanto su eficiencia, es su etiqueta energética. Por ejemplo, un aparato con etiqueta A es mucho más eficiente en un programa estándar que otro G en un programa ECO. Por ello, es importante valorar en la compra el etiquetado: si bien el producto puede resultar más caro, a medio plazo (o a corto, si lo usamos mucho) compensaremos esa diferencia de precio en el uso diario.

ECO no es sinónimo de ecológico, pero, obviamente, una reducción de electricidad y agua hace que este programa sea, en términos generales, más sostenible puesto que optimiza los recursos. Asimismo, si tenemos en cuenta que el 85 % de la huella de CO2 de un electrodoméstico se produce durante su utilización, todo lo que contribuya a aumentar su eficacia es un punto a favor.

Lavar a temperaturas más bajas hará que tanto la vajilla como la cubertería y la cristalería sufran menos desgaste. También la ropa, cuyas fibras y tinturas quedarán más protegidas.

Si lo que buscamos es hacer más ecológicos nuestros lavados, debemos incorporar otras costumbres en nuestro día a día que contribuirán a engordar nuestro bolsillo y mejorará la salud del planeta:

• Elegir detergentes menos agresivos con el medio ambiente: biodegradables, si es posible sin sulfatos, fosfatos o EDTA.
• Quitar las manchas más rebeldes antes de introducir la prenda en la lavadora.
• Aclarar la vajilla para eliminar los restos de comida.
• Cargar de forma adecuada los electrodomésticos: hay que huir de las cargas ineficientes, tanto por defecto como por exceso.
• Evitar el secado en lavadora y lavavajillas.

Si la ropa o los utensilios de cocina están muy sucios, es preferible seleccionar otro modo de lavado. Bajar la temperatura del agua implica que ciertas manchas no desaparezcan, lo que a la larga supondrá un nuevo lavado a mano o a máquina. Por debajo de los 50 ºC en lavavajillas y de los 40 ºC en lavadoras los resultados pueden no ser los esperados.

El programa ECO también es menos eficaz en el aclarado (es lógico, ya que ahorran agua). Si ponemos demasiada cantidad de detergente en el cajetín, muy probablemente las prendas o los utensilios de cocina quedarán con restos de jabón.

Gran parte de los frigoríficos y congeladores actuales tienen un modo ECO. Esta función hace que la temperatura se ajuste de manera automática a los alimentos, para que se mantengan de forma adecuada sin que haya derroche energético.

Este programa es muy práctico cuando nos vamos de vacaciones, ya que nos permite dejar el electrodoméstico enchufado y con una temperatura adaptada a su carga, probablemente muy inferior a la habitual.

Los españoles gastamos una media mensual de 291 kWh de electricidad por hogar, lo que implica un consumo anual de 3.487 kWh. De esta cantidad, el 55,2 % se dedica a los electrodomésticos: el frigorífico, la lavadora y el lavavajillas son los que más consumen dentro de la cocina. Los datos son del ‘Estudio sobre consumo energético del sector residencial en España‘, realizado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

Para calcular lo que supone este gasto en la factura de electricidad por vivienda, hay que considerar la tarifa que tiene contratado cada consumidor (y el variable del precio de la energía). El IDAE estima un monto de 990 euros al año por familia. Por tanto, alrededor de 546 euros corresponderían al consumo de los electrodomésticos.