Bancos y cajas ponen de moda los créditos que pueden volver a utilizarse a medida que se pagan

En los últimos meses han incluido entre su oferta de tarjetas de crédito este tipo de préstamos
Por EROSKI Consumer 21 de mayo de 2002

Por «crédito revolving», que en español recibe varios nombres -préstamo redisponible, revolvente o reutilizable- la jerga financiera alude a una línea de crédito por un importe determinado de la que se dispone mediante una tarjeta y que permite al cliente volver a disponer de su saldo, a medida que lo va amortizando, hasta el máximo acordado con la entidad. El hecho de que estos préstamos puedan volver a utilizarse de forma continua los convierte en créditos a largo plazo.

En los últimos meses, las principales entidades financieras han incluido entre su oferta de tarjetas de crédito este tipo de préstamos: Tarjeta Nova, en el BBVA, CrediExpress, en el Santander Central Hispano, Visa Gold, en la Caixa, Maxitarjeta, en Caja Madrid, Premium de compras en Caja España y Dcompras en Caja Duero, entre otras muchas. Cada una lleva incluidas sus características y reclamos particulares, pero todas comparten dos rasgos principales: permiten financiar las compras en plazos mensuales que se abonan mediante cuotas fijas y el límite de crédito se va renovando a medida que el cliente va pagando las cuotas.

Consumo duradero

Estas tarjetas de crédito reutilizable pretenden cubrir el hueco existente en el segmento de consumo, por así decirlo, «del coche para abajo». Es decir, para la compra de bienes de consumo duradero, como muebles y electrodomésticos, o gastos extraordinarios de entorno a los 6.000 euros (alrededor de un millón de pesetas). De hecho, la mayoría de entidades ha situado en esa cantidad el tope máximo de crédito disponible, aunque otras como Banesto elevan el límite hasta los 30.000 euros (unos cinco millones de pesetas).

Entre las ventajas que atesoran estas tarjetas están la de ser gratuitas -frente a las comisiones de apertura que encarecen los préstamos «convencionales»- y la de no llevar aparejados gastos de mantenimiento ni otras comisiones siempre que el cliente realice una facturación mínima y constante. Además, en el caso de utilizar la tarjeta para disponer de dinero efectivo, las entidades requieren que la operación se realice en sucursales de su red para no tener que pagar comisiones.

Por otra parte, este tipo de tarjetas, al igual que los créditos destinados al segmento de consumo mediano, y a diferencia de los que cubren el gran consumo o los préstamos hipotecarios, tienen intereses que en todos los casos superan el 10% expresado en TAE (tipo anual efectivo, o el que resulta de sumar al tipo nominal los recargos por pagos de intereses y otras comisiones).

Entidad por entidad

Hasta aquí llegan las «características comunes» a todas las entidades. Después, cada una trata de diferenciarse del resto con reclamos particulares. La tarjeta Nova Oro del BBVA, por ejemplo, devuelve a su titular el 1% de todas las compras que se efectúen con ella y tiene un tipo de interés variable que se revisa anualmente según el tipo de referencia de créditos al consumo. La tarjeta Visa Gold de La Caixa no cobra comisiones por disposiciones de efectivo a débito en cajeros de la entidad y va acompañada de un seguro de accidentes o muerte. La ExtraCompra de Banesto incluye una tarjeta adicional gratuita, no cobra comisión en los cajeros propios e incluye la posibilidad de cancelar anticipadamente el total de la deuda sin penalización.

La Maxitarjeta de Caja Madrid es la que mayor crédito ofrece (30.000 euros) y tiene una serie de establecimientos adscritos a ella en los que éstos asumen una parte o la totalidad de los intereses. La tarjeta HOP del Banco Popular permite destinar el crédito disponible a aportaciones extraordinarias al plan de pensiones o traspasarlo a una cuenta de ahorro.

La tarjeta Dcompras de Caja Duero es gratuita, se puede utilizar en todos los cajeros de la red Euro 6000 e incluye seguros de accidente, asistencia y robo. La Premium de compras de Caja España, mientras, permite sumar puntos con los que acceder a regalos.

Falta de regulación

El «dinero de plástico» sustituye cada vez más al efectivo en el desenvolvimiento diario de millones de españoles. Según resalta la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), España ocupa el tercer lugar del mundo en cuanto a la utilización de tarjetas -ya sean de débito, de crédito, monedero, etc.- y el segundo en cuanto a número de cajeros automáticos e importe de los reintegros realizados.

Sin embargo, «mientras cheques y pagarés -medios de pago cada vez más en desuso- cuentan con una abundante y clara legislación», advierten desde Adicae, «las tarjetas no poseen una regulación específica en España, pese al esfuerzo legislativo comunitario, llevado por la proliferación del uso de estos productos en años recientes».

Según informa esta asociación de usuarios, la mayor parte de las reclamaciones tramitadas por el Banco de España, en lo que a tarjetas en general se refiere, se debe a que las entidades «cobran comisiones que no estaban previstas en las condiciones contractuales de los productos, o cobran comisiones por una tarjeta que no ha sido ni solicitada por el cliente ni aceptada por él». «También es frecuente -añaden- que se envíe la tarjeta por medios que no aseguran su buena recepción y que ésta vaya a parar a destinatarios incorrectos».

Recomendaciones

Las asociaciones de usuarios de banca Ausbanc y Adicae tienen sendos decálogos con consejos para los titulares de tarjetas de crédito, entre los que destacan las siguientes recomendaciones:

Condiciones. Es conveniente leer bien todas las condiciones antes de firmar, ya que la rúbrica supone la plena aceptación.

Intereses. Siempre que se realice el pago de un interés se debe exigir el tipo mensual y TAE; en la mayoría de los casos, un tipo mensual bajo conlleva un TAE elevado.

Modificaciones. En el caso de que se modifiquen los tipos de interés, las comisiones o las cláusulas se debe exigir a la entidad información detallada sobre los cambios realizados y las fechas en que se hicieron.

Anulación. Los contratos se pueden anular en cualquier momento, pero es recomendable hacerlo cuando no se tenga ninguna deuda, para no tener que hacer frente a ella y sus intereses.

Devolución. En caso de recibir una tarjeta no solicitada, lo mejor es devolverla a la entidad y comprobar que ésta no ha realizado ningún cargo por su emisión y envío.

Moderación. No conviene acumular demasiadas tarjetas de crédito, débito, etc. en la cartera, ya que supone correr riesgos innecesarios. Cada tarjeta entraña responsabilidades.

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