El «correo basura» invade los buzones electrónicos

Los programadores cada vez disponen de medios más sofisticados para ocultar su identidad y para hacerse con miles de direcciones
Por EROSKI Consumer 27 de abril de 2002

Los «correos basura» o «spam», los e-mail engañosos y no solicitados que anuncian páginas eróticas, Viagra natural o cómo hacerse rico en media hora, se han convertido en una plaga que las autoridades no saben controlar.

La Comisión Federal de Comercio (FTC) acaba de poner fin a una práctica de «spam» que prometía consolas de vídeo-juego gratuitas pero que, en realidad, dirigía a los usuarios a una página de contenido para adultos que cobraba 3,99 dólares (4,44 euros) por minuto.

Este es un ejemplo de correo electrónico basura, una auténtica molestia para los usuarios individuales y para las empresas, que crece a un ritmo vertiginoso, del 200% al año según la compañía especialista en sistemas de «limpieza» virtual BrightMail.

La consultora Jupiter Media Matrix calcula que para 2006 el usuario medio recibirá cada año unos 1.500 correos basura, o sea, el doble de lo que recibe ahora, cuando se calcula que el 40% de todo el correo electrónico comercial es «spam».

El «spam» -que también es el nombre de una carne enlatada de bajo precio, de donde procede indirectamente el término- se utiliza para vender todo tipo de productos: desde hipotecas a bajo interés a fórmulas para hacerse millonario en pocos minutos.

Los «spammers», o propagadores de esta plaga, cada vez disponen de medios más sofisticados para ocultar su identidad y para hacerse, muchas veces ilícitamente, con miles de direcciones de e-mail.

Además de esta tecnología, la asociación de defensa del consumidor ePrivacy Group denuncia que los «spammers» tampoco dudan en hacer uso de engaños, como ocurrió con el «spam» mencionado.

Según las autoridades, en este caso, los usuarios afectados recibieron un correo electrónico que les informaba de que habían ganado una videoconsola en un concurso del portal Yahoo.

A los usuarios que respondieron se les dirigió a una página falsa de Yahoo que les instruía para instalar en sus ordenadores un programa informático que les permitiría reclamar su premio.

Pero, en realidad, este programa les conectaba con una página web de contenido erótico que, sin advertirlo, cobraba 3,99 dólares (4,44 euros) por minuto a través de un número de teléfono de pago.

Las autoridades tratan de recuperar los 11 millones de dólares (12,2 millones de euros) que generó esta operación porque creen que sólo los consumidores que hubieran leído las ocho páginas de «letra pequeña» hubieran sido capaces de saber que se les iba a cobrar por anticipado.

«Las condiciones decían algo así como: No importa lo que ofrezcamos, todo lo que te hemos dicho es una mentira», señaló el director de la división de derechos del consumidor del FTC, para quien ésta «no es una manera aceptable de hacer negocios».

Pero pese a acciones de este tipo y de páginas que se dedican a rastrear esta actividad, como www.spamhaus.org, las leyes son demasiado ambiguas y el afán de lucro muy grande, con lo que el fenómeno es difícil de parar.

Además, según el diario «Mercury News», grandes compañías como General Motors -con DirecTV, la televisión por satélite propiedad del gigante automovilístico- o la compañía de subastas por Internet eBay están contribuyendo a esta práctica a través de los llamados «programas de marketing afiliados», que consisten en que las empresas pagan a los operadores de pequeñas páginas web por cada cliente que les remitan.

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