El petróleo cerró la semana en máximos, dentro de una horquilla general de entre 39 y 44 dólares, ya que el miedo a un posible desabastecimiento en el mercado no se ha disipado, pese a que las autoridades rusas han aclarado que sus limitaciones respecto a la compañía Yukos no afectan a la producción de crudo.
En Europa, el barril de crudo brent del Mar del Norte para entrega en la segunda quincena de agosto se cotizó ayer a 39,85 dólares, apenas a un dólar de distancia de su récord histórico, situado en 40,95 unidades de la divisa estadounidense.
Por su parte, el barril de tipo Texas ligero, con entrega prevista para el mismo periodo, alcanzó un récord de 43,50 dólares, su tercera marca histórica en apenas dos meses y el valor más alto en los últimos 21 años.
La crisis de la petrolera rusa Yukos, sobre la que pesa un embargo preventivo de 3.400 millones de dólares, ha hecho que las autoridades judiciales hayan ordenado intervenir sus bienes y plantas, aunque no la producción.
Por otro lado, los responsables del Ministerio iraquí de Petróleo han advertido de posibles recortes en su exportación, debido a sabotajes y fallos en las infraestructuras de suministro.
Mientras, los mercados siguen pendientes de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decida, el próximo 15 de septiembre, incrementar sus cuotas de producción hasta los 30 millones de barriles diarios, cifra que no se supera desde finales de la década de los 80.
La OPEP ya ha resuelto aumentar en más de un 10% su producción desde principios de agosto, lo que dejaría la cifra diaria en 26 millones de barriles, nivel que obligaría a muchos miembros de la organización a utilizar toda su capacidad. Ahora, según la OPEP, están usando un 95% de la misma, el máximo en los últimos 25 años.
