España poseerá en el 2050 una media de edad de 55 años, la más vieja del planeta para ese año, según el mapa de envejecimiento mundial difundido ayer por Naciones Unidas. En la actualidad, la edad media mundial es de 26 años y, según esa medida, el país más viejo es Japón, con 41 años, y el más joven Yemen, con 15.
Los demógrafos calculan que, dentro de cincuenta años, la edad media habrá aumentado hasta los 36 y para entonces España tendrá una medida de 55 años, lo que le convertirá en el país más viejo de todos, frente a Nigeria, que será el más joven con 20 años.
Por países, los que poseen una población más anciana en la actualidad son Italia, con cerca del 25% de sus habitantes mayores de 60 años, seguido por Japón, Alemania y Grecia, que superan el 24%, y después le sigue Suecia, con el 23%, y Bélgica, Bulgaria, Suiza y España con el 22.
El mapa mundial de envejecimiento va a ser uno de los documentos clave de la próxima II Asamblea Mundial del Envejecimiento, que se celebrará en Madrid del 8 al 12 de abril.
Rápido aumento
Globalmente la población mundial de personas mayores crece el 2% cada año, más rápido que la población en su conjunto y para los próximos 25 años se espera que los ancianos sigan creciendo a un ritmo mayor que otros segmentos de edad.
Pero, además, el crecimiento entre los más ancianos también aumenta y se espera que la población de 80 años, que supone el 12% de los que superan los 60 años, crezca hasta el 21% para el 2050.
«Vamos a ver un nuevo tipo de millonarios, que va a aumentar. Son los millonarios de longevidad, aquellas personas que viven un millón de horas, es decir, 114 años», afirmó Joseph Chamie, director de la división de población de la ONU. Chamie dijo que hoy es difícil encontrar personas tan ancianas, pero aseguró que se van a ver cada vez más.
Se calcula que el número de personas con más de cien años pasará de las 210.000 que hoy se calcula que viven en el mundo a los 3,2 millones en el 2050. El envejecimiento poblacional se produce debido a un declive de las tasas de fertilidad y una reducción de las de mortalidad, según Chamie. Ello «tendrá unas implicaciones profundas, con un impacto en el crecimiento económico, el ahorro, las inversiones, el mercado laboral, los impuestos…»
