¿Convienen los aplazamientos mensuales con la tarjeta?

Aplazar los pagos es una fórmula muy útil para salir de un apuro puntual, pero conviene usarla con medida para evitar un nivel de endeudamiento excesivo
Por José Ignacio Recio 24 de marzo de 2015
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Imagen: Lotus Head

El sueldo no da para más, se ha agotado el presupuesto o puede que haya gastos imprevistos… Hay personas que, en estos casos, recurren a veces a las tarjetas diseñadas bajo la fórmula del aplazamiento mensual de las compras. Como se describe a lo largo de este artículo, estas prestaciones pueden ser muy interesantes y beneficiosas para sus usuarios, pero también se explica que conviene emplearlas con mesura para no elevar el nivel de endeudamiento, en especial si su utilización conlleva algún gasto en forma de intereses, comisiones u otros desembolsos inherentes al “plástico” seleccionado. El aplazamiento semanal, como se detalla también, es otra opción.

¿Cuándo son rentables los aplazamientos de pago?

Hay que huir de las tarjetas que conlleven algún gasto en forma de intereses, comisiones u otros desembolsos

Durante el año hay ciertos periodos en que las compras se hacen casi indispensables (navidades, vacaciones, fiestas familiares, etc.). En esos momentos puntuales, el empleo de los «plásticos» que aplazan el pago pueden reportar grandes beneficios a sus titulares. Sin embargo, hay que conocer siempre, y de manera previa, las condiciones que genera su uso a fin de evitar sorpresas que puedan desajustar el presupuesto mensual.

Se trata, al fin y al cabo, de utilizarlas aprovechando al máximo sus prestaciones, para dilatar unos cuantos días el pago de las adquisiciones, afrontar un gasto no previsto o disponer de dinero ante la falta de liquidez en la cuenta corriente en un momento dado. Pero su uso solo será rentable, si se cumplen algunas de las siguientes premisas:

  • Deben emplearse de manera casi excepcional, cuando, por ejemplo, sea necesario demorar el pago de las compras durante unos días.

  • No deben suponer ningún gasto por su emisión o mantenimiento. Así, hay que aprovechar la oferta de buena parte de estas tarjetas que eximen de estos desembolsos a sus titulares.

  • Si la tarjeta no aplica ningún tipo de interés o, en el peor de los casos, no es abusivo o difícil de asumir.

  • Cuando tengan flexibilidad para amortizar los gastos y permitan adaptar el pago en función de las necesidades de sus demandantes.

  • Si son modelos abiertos, en los que incluso cabe la posibilidad de ampliar de modo temporal el límite del crédito generado.

  • Cuando se conoce de manera detallada la oferta de este tipo de tarjetas y el usuario se puede decantar por el modelo que mejor se ajuste a sus necesidades reales.

  • Siempre que no se tenga otra tarjeta de similares características en la cartera, pues se generarían duplicidades y gastos innecesarios.

  • Cuando no se abuse de este medio pago que, debido a las facilidades que proporciona, puede activar muchas compras innecesarias.

Cuando las tarjetas con pago aplazado mensual supongan algún gasto para los usuarios, es recomendable buscar otras alternativas para retrasar los pagos sin asumir desembolsos. Así, se puede recurrir a las tarjetas sin intereses de algunos establecimientos o al adelanto de la nómina, entre otras opciones.

Aplazamiento semanal

De entre todas las tarjetas de crédito, las de aplazamiento semanal son las que contienen una respuesta más contundente para formalizar las compras y devolver el dinero lo antes posible. No obstante, no es un modelo que se prodigue entre los bancos y su oferta está limitada a unas cuentas propuestas muy puntuales.

Caja Laboral la ofrece como Visa Aktiva, una tarjeta de crédito con la que las adquisiciones se adeudan a la semana siguiente de haberlas realizado, mientras que las disposiciones en cajeros son a débito y se cargan en el momento.

La Caixa incorpora otro “plástico” de similares características, la Mastercard Estrella, que es una tarjeta de crédito semanal, en la que también las operaciones se cargan a la semana siguiente. Es gratuita durante el primer año, pero siempre que se solicite por Internet.

Si esta es la estrategia de los clientes, pueden optar también por la tarjeta Visa de Open Bank, gratuita y sin comisiones por su emisión ni por su renovación. Su sistema de abono se basa en que pueden pagarse las compras y retiradas de efectivo en cuotas o pagando todos los gastos a primeros de cada mes. Como complemento a esta propuesta, puede solicitarse una ampliación temporal de su límite durante un plazo no superior a un mes, para transcurrido este tiempo volver al establecido.

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