¿Cuánto debo ahorrar para tener un buen colchón de dinero?

Los expertos recomiendan ahorrar un 5% de lo que se gana para crear un colchón para la jubilación y asumir gastos inesperados
Por José Ignacio Recio 23 de septiembre de 2016
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Imagen: stux

Un colchón o bolsa de ahorro potente permite cubrir las necesidades durante la jubilación. Pero con este dinero también se atienden otras necesidades de mayor urgencia, como deudas, operaciones quirúrgicas o cualquier otro gasto no previsto de gran cuantía. Hacerse con un buen colchón dependerá del nivel de ingresos y de los gastos previstos en el presupuesto doméstico, pero los expertos recomiendan que se destine para ello en torno a un 5% de lo que se gana. En este artículo se dan las herramientas para calcular cuánto hay que ahorrar para conseguir un buen colchón y qué productos financieros pueden ayudar a aumentarlo con eficacia.

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¿Cuánto necesito ahorrar para tener un colchónde dinero?

Con respecto a cuánto dinero hay que ahorrar para hacese un buen colchón, no hay una estrategia única, sino que dependerá de las características de los ahorradores. La razón es obvia: a mayores ingresos, mayores posibilidades de que la bolsa de ahorro sea más amplia. Pero, sea cual sea el salario, los expertos recomiendan guardar -ahorrar- en torno al 5% de lo que se gana.

Los gastos también son determinantes para crear un colchón de ahorro que proteja ante cualquier eventualidad. Hay que tener en cuenta las deudas (créditos personales, tarjetas de crédito e hipotecas) y también los desembolsos y facturas habituales en el hogar. Para calcular los gastos, hay que considerar los recibos domésticos (luz, agua, gas, etc.).

En función de estas variables se estará en disposición de llegar a ciertos niveles en el ahorro familiar. En principio, una norma básica consistirá en aplicar la estrategia que hacían nuestros padres: calcular los ingresos, reducir los gastos y ajustar el presupuesto familiar para ser capaces de separar dinero todos los meses con el que contar cuando llegue la edad de la jubilación.

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¿Cómo aumento mis ahorros para hacerme un colchón?

Hay situaciones excepcionales, como una herencia o el cobro de un premio, pero, por lo general, los ahorros proceden del uso que se le da al dinero generado en el trabajo u otra actividad profesional. Además, hay productos financieros destinados al ahorro y la inversión. Su incidencia puede resultar decisiva para disponer de un buen colchón para la jubilación.

Estas son las herramientas financieras para ahorrar y crear un colchón:

  • Fondos de inversión. A medida que se necesite mayor ahorro, es posible suscribir fondos de inversión de mayor rentabilidad. Esto será a costa de asumir más riesgos, ya que los pagos no están garantizados en ninguna circunstancia, tampoco en la renta fija.
  • Planes de ahorro a largo plazo. Los denominados «planes de ahorro 5» permiten obtener un rendimiento fijo todos los años, aunque no muy elevado. La ventaja son sus beneficios fiscales en el momento del rescate. Esta es una de las formas más seguras para llegar a tener un colchón moderadamente atractivo para los próximos años.
  • Planes individuales. Los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), aun contando con similares ventajas fiscales, son más flexibles. Es el propio titular de estos productos quien indica la bolsa de ahorro que desea desarrollar para los próximos años. Esto se producirá a través de diferentes formatos de inversión que son los que determinarán el nivel de ahorro de sus suscriptores.
¿Qué productos bancarios potencian más el ahorro?

Las cuentas de ahorro son productos bancarios que ofrecen pocos rendimientos y no sirven para constituir una bolsa de ahorro suficiente ni permanente a medio y largo plazo, a no ser que proceda de las propias aportaciones de sus titulares. La alternativa son los planes de pensiones, que ofrecen una rentabilidad sensiblemente superior, aunque no exenta de riesgos. No en vano, sus intereses no están garantizados, sino que dependen de las condiciones de los mercados financieros.

Los planes de pensiones pueden individualizarse en función de las necesidades de los clientes, vinculados bien a la renta variable o la fija. De esta forma, puede elegirse no solo el posible rendimiento de estos productos, sino los niveles de riesgo a los que se está dispuesto asumir, hasta el punto que puede optarse por formatos intermedios que combinan ambos sistemas de inversión. En cualquier caso, están destinados y son más eficaces para los plazos más largos. De este modo, sirven como complemento a las pensiones.

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