¿Cuánto pagaré por mi crédito? Cinco pasos para saberlo

Las comisiones, intereses y penalizaciones pueden elevar mucho el dinero final que se abone por un préstamo
Por José Ignacio Recio 15 de abril de 2016
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Pagar más dinero del previsto por un crédito es un problema y, sin embargo, algo habitual. Para una economía doméstica, los intereses de los préstamos pueden hacen llegar en peores condiciones a final de mes y hasta pueden elevar el nivel de endeudamiento de forma peligrosa. Para evitar este escenario tan poco deseado, en este artículo se encuentran todas las claves para saber cuánto hay que abonar por un crédito de verdad. Además, se explica cómo detectar de dónde proceden los gastos adicionales de cualquier vía de financiación.

Imagen: Pierre Amerlynck

El abono de un crédito es, en demasiadas ocasiones, más caro de lo previsto. Las comisiones, penalizaciones y alguna que otra cláusula oculta en el contrato son algunas de las causas que generan este escenario tan poco deseado por los usuarios y, lo que es peor, que a veces ni tan siquiera lo sabían.

Para que suscribir una línea de crédito no implique sorpresas, no queda más remedio que saber cuánto se pagará en realidad por un préstamo y de dónde proceden los posibles incrementos de la cuantía final.

1. ¿Cuánto pagaré por mi crédito? Cuidado con las comisiones

Estos pagos son los que con frecuencia encarecen el coste final del crédito. Hay varias comisiones que hasta pueden incluirse en la concesión del préstamo: apertura, estudio, amortización anticipada… Para evitar sorpresas, es necesario leer con detenimiento el contrato, también la letra pequeña, para conocer en toda su exactitud el coste que tendrá la formalización de alguno de estos productos bancarios, ya que las comisiones pueden representar hasta un 3% sobre el importe demandado. Esto explica por qué es un aumento tan importante, en especial para los préstamos de mayor cuantía.

2. ¿Puedo ampliar un crédito? Sí, pero pagará más

Una de las estrategias para obtener cuotas mensuales más asequibles es alargar el plazo de amortización de los préstamos. Aunque baja la cuota, también implica estar más tiempo sin cerrar la operación bancaria. Como consecuencia, el desembolso final será algo más alto. No hay mejor fórmula para pagar menos que finiquitar la deuda lo antes posible.

3. Préstamos con penalizaciones

Los créditos tienen otro tipo de gastos o comisiones que pueden originarse más adelante, en general en el transcurso de la amortización. Estos gastos llegan cuando se decide amortizarlo, parcial o totalmente, o cancelarlo, sobre todo en las hipotecas. Estas operaciones están penalizadas por los bancos, y puede que el interesado ni no conozca. Así que si no se desea asumir unos gastos no contemplados e innecesarios, será mejor pensárselo dos veces.

4. Préstamos con gastos en la gestión

Los gastos de gestión, aunque no son demasiado grandes, también aumentan el pago del préstamo. Entre ellos están los gastos de notaría, en especial presentes en la tramitación de los créditos hipotecarios. La intervención de un notario en la firma de un préstamo, bien personal o para la compra de una vivienda, puede llegar a incrementar hasta el 3% de lo que se abone por el crédito.

5. Préstamos: pagar por retrasos

Los retrasos al tener que hacer frente a un préstamo conllevarán el pago de los intereses de demora. Esta situación llegará cuando deje de abonarse la cuota, pero sus efectos serán muy perjudiciales, porque contempla unos intereses muy superiores a los ordinarios, entre los 15 euros y los 40 euros. Este pago se crea cada vez que se genera este movimiento y se va acumulando a la deuda original, de forma que cada vez que se produzca esta situación, habrá que impulsar un mayor desembolso económico para cerrar la operación.

Préstamos: revise el tipo de interés contratado

Un escenario poco frecuente es pagar un interés más alto del que se creía haber firmado. Este escenario se genera cuando hay bonificaciones en su aplicación y en función de los productos suscritos (planes de pensión, seguros, fondos de inversión, etc.) con el banco. No en vano, las diferencias entre ambos márgenes pueden alcanzar los dos puntos porcentuales.

Si los usuarios no han asimilado del modo correcto sus condiciones y la mecánica de estos diseños en la financiación, podrán pensar que les están cobrando una tasa superior. Pero no es así, y será necesario para evitar estos problemas que quede muy claro cuáles son los productos que dan derecho a estas rebajas en el tipo de interés y bajo qué porcentajes. Solo de esta manera se impedirán estas elevaciones en las cuotas mensuales.

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