La educación financiera de los españoles a examen, ¿cómo mejorarla?

Leer el contrato de los productos o apuntarse a las iniciativas de los bancos ayuda a mejorar la educación financiera de los consumidores
Por Javier Mezcua, Helpmycash 21 de mayo de 2018

Si saliésemos a la calle con un micrófono y preguntásemos a los viandantes en qué ciudad está la sede del Banco Central Europeo, más de la mitad es probable que respondiera que en Bruselas. Y si interrogásemos sobre si los productos de renta fija pueden registrar rentabilidades negativas, un tercio diría que no, que imposible. Error. Ni la sede del BCE está en la capital belga, ni la renta fija está exenta de riesgos. Como se verá a continuación, la educación financiera de los españoles lleva tiempo en entredicho, pero ¿qué medidas se han adoptado para mejorarla? En este artículo se repasa lo que está llevando a cabo la banca en este sentido y, lo más importante, qué puede hacer cada uno para convertirse en un consumidor inteligente en este campo.

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Educación financiera en España: «manifiestamente mejorable»

Antes de seguir, conviene aclarar los puntos anteriores. La sede del Banco Central Europeo se encuentra en Fráncfort (Alemania) y la renta fija sí puede registrar rentabilidades negativas. Aunque para muchos las respuestas anteriores puedan parecer obvias, para muchos otros esa información se les escapa. De acuerdo con los resultados de un quiz financiero realizado por el comparador HelpMyCash el pasado año, solo un 27 % de los encuestados acertó la ubicación del BCE, mientras que un 57 % creía que estaba en Bruselas y un 15 %, en Luxemburgo. Por su parte, el 36 % de los entevistados tenía demasiada fe en la renta fija.

Más datos. El 23 % de los participantes en el sondeo consideraba que con un plan de pensiones no se podía perder dinero, una apreciación errónea que puede traer más de un disgusto; un 21 % creía que el saldo máximo garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos español (FDG) era de 50.000 euros (falso); y un 37 % no sabía lo que era la cláusula suelo, a pesar de lo mucho que se ha hablado sobre ella durante los últimos años.

El director del Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones del Banco de España reconoció hace un par de años que «en España la educación financiera es manifiestamente mejorable«. La edición de 2015 del Informe PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) apunta en la misma dirección: España se encuentra por debajo de la media en educación financiera y un cuarto de los adolescentes de 15 años no llega al nivel mínimo.

Los tecnicismos y la falta de transparencia del sector financiero han sido una barrera para que los españoles aprendan sobre finanzas. Un estudio elaborado en 2011 por la aseguradora DKV concluía que la letra pequeña de los contratos y los tecnicismos eran los principales problemas a los que debían enfrentarse los españoles, al tener que contratar una póliza, algo, probablemente, extrapolable al sector bancario. Y es que expresiones como «túnel de interés», «acotación mínima» o «limitación a la variabilidad» como sinónimos de cláusula suelo no ayudan.

¿Qué está haciendo la banca?

Durante los últimos años, las iniciativas se han ido multiplicando. El Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) acaban de renovar el convenio de colaboración para el desarrollo del ‘Plan de Educación Financiera 2018-2021’, con una inversión anual de 700.000 euros. Es el tercer convenio firmado entre ambos organismos, tras el lanzamiento en 2008 del primer acuerdo para la mejora de la educación financiera de los españoles, que ha dado frutos: el lanzamiento del portal web Finanzas para todos, abierto en 2010 y que suma cientos de miles de visitas; la puesta en marcha de un programa piloto entre alumnos de tercero de la ESO; la firma de varios acuerdos de colaboración; y la realización de talleres y conferencias.

Los miembros de la Asociación Española de Banca (AEB), en 2016, llevaron a cabo 51 iniciativas en materia de educación financiera que llegaron a 1,2 millones de beneficiarios. La AEB contó con el apoyo de 1.800 voluntarios y dedicó 1,2 millones de horas a formación.

El ‘Programa Funcas de Estímulo de la Educación Financiera’, equipado con un presupuesto de tres millones de euros y lanzado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), cuenta con el apoyo de entidades de renombre españolas y «contribuye a financiar las actividades de educación financiera que desarrollan las entidades adheridas a la asociación», señala la Red Española de Educación Financiera. La mayoría de los bancos están desarrollando programas de educación financiera, con actividades dirigidas tanto a los más pequeños como a los adultos. Entre las iniciativas más originales, destaca el programa radiofónico ‘Finanzas para todos los públicos’ de Funcas que se emite por RNE 5.

Img leer Imagen: EvgeniT

¿Y qué pueden hacer los consumidores?

No se puede delegar toda la responsabilidad sobre los demás. También es tarea de cada uno formarse y preocuparse por sus finanzas.

Para empezar, se deberían comprender los conceptos y los productos financieros básicos, como las cuentas corrientes, las de ahorro, los préstamos o las hipotecas, así como todas las variables que les afectan. También habría que aprender a analizar documentos sencillos, como una factura o una nómina (un estudio del Instituto Aviva revela que el 36 % de los españoles no entiende su nómina).

El portal Finanzas para todos permite ahondar en asuntos financieros básicos que afectan a la economía doméstica de los españoles. Se puede profundizar en ciertos aspectos con la ayuda de libros sobre finanzas o realizando cursos gratuitos, como los populares Mooc.

Analizar la salud financiera debería ser otro punto básico si se quiere incrementar la educación en este ámbito. Se puede valorar la relación entre los ingresos y las deudas (no se debería dedicar más del 35 % de las rentas al pago de todas las deudas) y, en base a la situación personal, elaborar un presupuesto doméstico para organizar la cartera. Utilizar sistemas como el Kakebo o aplicaciones gratuitas ayudará a comprender en qué partidas se gasta más y también servirá para ahorrar.

Releer la letra pequeña de los contratos que se firman es otro paso necesario. Entender las condiciones de cada cuenta, hipoteca o depósito contribuirá a gestionar mejor las finanzas personales y evitará convertirse en una víctima de cláusulas abusivas o llevarse sustos repentinos.

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