Un análisis realizado por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) sobre los costes y beneficios relacionados con la implantación masiva de contadores inteligentes de gas ha concluido que esta iniciativa, en contra de lo que ocurre con los medidores de luz, no resultaría rentable.
El organismo cifra en su informe en entre 159 millones y 382 millones de euros el resultado negativo de la medida, en la que la instalación de cada aparato tiene un coste de cerca de 100 euros y apenas sirve para ahorrar un 0,5%, dadas las características de consumo del gas. En el escenario base, la inversión necesaria para instalar los aparatos asciende a 1.209 millones de euros, mientras que el beneficio equivale a 1.050 millones. Este juego coste y beneficio es el resultado de dotar a todos los consumidores de contadores entre 2013 y 2026 a un ritmo constante.
La CNE señala que la introducción de un plan de sustitución de contadores requeriría un incremento en las tarifas de alquiler de los aparatos y recuerda que los planes piloto realizados en España con cerca de 5.000 medidores plantean «grandes incertidumbres en relación con los costes, robustez y fiabilidad de las soluciones técnicas».
Además, el ahorro que lograría el consumidor es escaso y de tipo inducido. «El consumidor de gas no puede obtener beneficios por la modulación del consumo diario» ya que con este producto está limitada la flexibilidad para trasladar la demanda de hora punta a hora valle, como ocurre con la electricidad.
La comisión también constata que en Europa hay insuficiente experiencia en el uso de contadores inteligentes de gas y recomienda adoptar una «estrategia conservadora de esperar y ver» sin obligar regulatoriamente a la instalación de estos aparatos.
