Gas natural vs. bombona de butano: ¿qué interesa más?

Entre los aspectos que hay que tener en cuenta al elegir el tipo de suministro de gas está el precio y el uso
Por Teresa Belaire, Helpmycash 4 de marzo de 2019
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Imagen: DimaGavrish

Ahorrar en luz y gas es un básico de todas las familias españolas. En muchas ocasiones nos planteamos si tenemos el contrato más conveniente para el uso que le damos al suministro. A veces, incluso, vamos un paso más allá y nos preguntamos si puede haber alguna otra modalidad que pueda abaratar nuestras facturas. Esto se da, sobre todo, en el gas. ¿Cómo podemos decidir entre gas natural y la clásica bombona de butano? En este artículo hacemos un breve repaso por las preguntas que debemos hacernos.

¿Para qué necesitamos el suministro de gas?

La instalación de gas natural ya está presente en la mayoría de los edificios. No obstante, esto no significa que debamos decantarnos por esta modalidad para nuestro hogar. En el momento de dar de alta los diferentes servicios, debemos plantearnos qué tipo de gas nos conviene más. Para ello, basta con meditar qué uso le daremos.

Así, por ejemplo, si solo necesitamos calentar el agua sanitaria, podría bastarnos con la bombona de butano. También esta puede ser una buena opción si, además, nuestra cocina es de gas. No obstante, si en casa tenemos calefacción central por radiadores, nos veremos obligados a contratar el gas natural.

Si no tenemos este sistema de calefacción, podremos elegir entre la instalación del butano y la tarifa de gas 3.1, la cual está pensada para consumos inferiores a 5.000 kWh/año. Para hacernos una idea, si gastáramos una bombona de butano al mes en la cocina y otra para el baño, nuestro consumo equivaldría a 3.816 kWh de gas natural. En cambio, si necesitamos dar suministro a la calefacción, deberemos apostar por la tarifa de gas natural 3.2.

Pros y contras de cada modalidad

Img factura peque Imagen: Mactrunk

Si por el tipo de consumo que hacemos podemos elegir entre ambas modalidades, lo más lógico será hacernos una serie de preguntas que nos permitan dar con la mejor opción. ¿Tenemos espacio para almacenar las botellas de butano con seguridad? ¿Nos importa recibir una factura cada mes por nuestro consumo o preferimos comprar bombonas en base a lo que gastamos? ¿Tenemos un presupuesto muy ajustado?

Al decantarnos por la botella de butano tendremos más independencia y un precio más bajo. No obstante, es una modalidad más exigente, ya que deberemos estar pendientes de no quedarnos sin gas. Además, requiere de un espacio en casa para guardarla.

Para los que preferimos la comodidad de no quedarnos con el agua fría por un despiste o disponer de una instalación más segura en casa, el gas natural será la vía. Ahora bien, el coste puede ser más elevado por los impuestos, por no hablar de que será un gasto mensual fijo, algo que tal vez el butano nos permita esquivar.

¿Y el precio? Por lo general, es el principal motivo que nos impulsa a buscar alternativas a nuestro suministro actual. Sin embargo, no existe una diferencia abismal entre disponer de butano o gas natural, siempre que hagamos un uso razonable. Por gastar una bombona al mes (entre cocina y agua sanitaria) pagaríamos 14,57 euros/mes. Este mismo consumo en gas natural nos costaría 19,28 euros/mes, en base a la tarifa regulada de gas (TUR 1). En definitiva, supone una diferencia de menos de 5 euros/mes.

Cómo dar el salto a otro tipo de gas

La diferencia de precio puede ser mayor en función de la tarifa que tengamos de gas, así como del uso que hagamos del suministro. De igual forma, las oscilaciones en el coste de ambas versiones son recurrentes e impredecibles, con lo que en dos meses la historia puede ser por completo distinta. Por eso, más de una familia se plantea cambiar su sistema. Pero ¿es posible? ¿Qué debemos tener en cuenta?

El traslado de un sistema a otro es posible. Sin embargo, trae consigo una serie de gastos. El principal es de la propia cocina y el termo, ya que no todos son compatibles con las diferentes modalidades de gas. Otro punto es el gasto inicial que conlleva dar de alta el gas natural. Lo pagaremos solo el primer mes, pero es un extra que sumar a un posible cambio de electrodomésticos, por no mentar el menaje, que es posible que nos toque renovarlo, si pasamos de una cocina de butano a una vitrocerámica, por ejemplo.

En definitiva, la elección entre ambas modalidades es muy personal y existen ciertas particularidades que pueden desequilibrar la balanza hacia un lado u otro por necesidad. Por ello, lo importante es ser racional con nuestro consumo y, en la medida de lo posible, buscar las tarifas más económicas.

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