Arréglalo tu mismo

Saber solucionar determinados percances domésticos como un desagüe atascado o una cerradura rota permiten al usuario ahorrar un buen dinero
Por EROSKI Consumer 4 de abril de 2002

En el hogar se presentan a menudo pequeños problemas que se convierten en grandes cuando no se tiene ni idea de cómo solucionarlos. El desagüe que se atasca, la cerradura que no funciona, el cristal que se ha roto… Si tienes que llamar a un profesional para cada uno de estos habituales percances, tu presupuesto puede sufrir un fuerte descalabro. En muchos casos, para solucionarlos, sólo necesitarás un poco de destreza y unos pequeños consejos. Siguiéndolos ahorrarás unos euros que siempre viene bien tener en la cartera.

Desagüe atascado. El primer paso para solucionar este problema es descubrir la magnitud del atasco. Para un atasco leve bastará con esperar a que el agua desaparezca y echar agua hirviendo y un poco de lejía. Si aún así no se disuelven los residuos es que el atasco es de envergadura. Entonces deberá recurrirse a los típicos desatascadores de goma. Pon la ventosa en la boca del desagüe y presiona hacia abajo y hacia arriba.

Si esto tampoco funciona puedes recurrir a los alambres especiales que venden en cualquier ferretería para estos casos o fabricarte uno con un alambre en forma de U. Deberás introducirlo por el desagüe hasta dar con el tapón que emboza la cañería y presionarlo hacia abajo o bien recogerlo hacia arriba para evitar la obstrucción. Como último recurso se encuentran los productos químicos que venden las droguerías. Siempre resultan, aunque deberás tener cuidado porque la inhalación de estos productos puede producir intoxicaciones

Cristales rotos. Lo primero que ha de hacerse es eliminar los restos del cristal con mucho cuidado y con unos buenos guantes que te protejan las manos. Después quita los clavos y el listón que aguanta el cristal. Limpia bien los restos de masilla que queden en los alrededores. Coloca silicona o masilla nueva en las junturas y pon el cristal nuevo. Finalmente, vuelve a poner el listón que aguanta el cristal y ya estará listo otra vez.

Cerradura rota. El último recurso siempre es cambiarla. Pero antes puedes comprobar porqué no funciona. Puede ser que la llave esté oxidada o sucia. Para solucionarlo deberás frotarla con el grafito de un lápiz, lo que hará que se suavice y sea más fácil su introducción. Si esto no da resultados puedes probar a engrasar la cerradura o aplicarle un producto en spray de los que venden en ferreterías para estas funciones. Si aún así tu cerradura se resiste, tendrás que cambiarla. Para ello saca los tornillos que la ajustan a la puerta y quita la cerradura estropeada. Después sólo tendrás que poner la nueva y ajustar de nuevo los tornillos.

Cisterna ruidosa. Cuando tu cisterna hace demasiado ruido puede ser por dos causas: que se haya estropeado la boya o el grifo de entrada de agua. En ambos casos habrá que cambiarlos. El proceso es sencillo, sólo tendrás que desmontarlos y llevar la muestra a la ferretería. Con el modelo igual en tus manos, cambiarlo es «coser y cantar».

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