Dónde guardar las joyas de valor
Las opciones más utilizadas son el alquiler de una caja en un banco o contar con una caja fuerte en casa
- Autor: Por ANNA SAVELLI
- Fecha de publicación: miércoles 15 abril de 2009

Las joyas, además de un valor estético y sentimental, son una inversión rentable con un indudable interés económico. Para mantenerlas a buen recaudo, con la seguridad de que no estarán expuestas a manos ajenas, sus propietarios pueden optar por alquilar una caja de seguridad en un banco. En caso de querer conservarlas en casa por comodidad -si, por ejemplo, se utilizan con cierta frecuencia y no sólo se poseen como inversión- lo más acertado es contar con una caja fuerte en la vivienda o con un eficaz sistema de seguridad.
Invertir en seguridad
El servicio de cajas de seguridad empezó a prestarse en la segunda mitad del siglo XIX, cuando en 1861 se fundó en Nueva York la Safe Deposit Company. Siguió su ejemplo la National Safe Deposit Company Limited, fundada en Londres, desde donde se extendió la costumbre al resto de Europa. La seguridad de las cámaras está garantizada; en el caso de España, el Ministerio del Interior establece los parámetros de seguridad de cámaras acorazadas y cajas de alquiler, que “deberán tener las características y el nivel de resistencia establecidos en la Orden de 23 de abril de 1997“. Por ejemplo, las tradicionalmente denominadas cajas fuertes deben tener un sistema de apertura automática retardada que debe estar activado durante la jornada laboral; en el caso de las cámaras de compartimentos de alquiler, el sistema electrónico de detección de ataques debe estar conectado las 24 horas del día.
A pesar de ser un proceso sencillo, alquilar una de las mencionadas cajas supone esperar un plazo de tiempo bastante largo (que puede ser de meses) si no se es un cliente asiduo o importante de un banco, ya que las principales cajas de seguridad, que ascienden a más de 10.000 en los bancos españoles, se encuentran ocupadas. Además, la demanda de las cajas está en claro aumento, y fuentes del sector aseguran que se ha incrementado en más de un 50% desde el comienzo de la crisis económica por la que atravesamos. Y ello a pesar de que no es un servicio precisamente barato: el coste anual de un alquiler base oscila entre 400 y 600 euros anuales, cada visita tiene un coste (mínimo de 3 euros), se debe contratar un seguro y, en ocasiones, dar un depósito al inicio de un promedio de 300 euros. En suma, se pagan cerca de 800 euros anuales.