Sube la luz, ¿cómo ahorrar electricidad este verano?

Aprovechar la luz natural o crear corrientes de aire en casa para no utilizar ventiladores o aire acondicionado permite que el recibo de la luz no se dispare tras la nueva subida
Por Blanca Álvarez Barco 5 de julio de 2013
Img poste electrico

Cada mes, desde el pasado lunes, tocará pagar casi 1 euro más de media (96 céntimos) por la electricidad. Tras la bajada histórica del 7,1% en abril, el 1 de julio se produjo una subida del 1,3% aplicada en la Tarifa de Último Recurso (TUR). Y en pleno verano, cuando los termómetros alcanzan los 38 ºC en numerosas capitales españolas y los aparatos de aire acondicionado y ventiladores funcionan a toda máquina, ¿cómo esquivar cifras astronómicas en el recibo de la luz? Además de seguir los consejos más conocidos, como aprovechar la luz natural o terminar de cocinar con la vitrocerámica apagada, se pueden utilizar estrategias distintas, como crear corrientes naturales de aire para enfriar la casa. Unos y otras se desgranan en el siguiente artículo.

Combatir el calor en casa sin disparar el recibo de la luz

En plena ola de calor, pero con las cuentas corrientes tiritando, no se puede utilizar en exceso el aire acondicionado o los ventiladores, si no se desea recibir a final de mes una factura eléctrica imposible de pagar. Tras la última subida de la luz, que encarece casi un euro de media el recibo cada mes, para conseguir estar fresquitos y refrigerar el hogar sin arruinarse, hay que aguzar el ingenio. Existen varios métodos que pueden emplearse para evitar encender el aire:

  1. Crear corrientes naturales de aire:

    Cuando hace calor, lo habitual es abrir todas las ventanas de la casa para que entre aire. Craso error: el aire apenas se mueve, y lo único que se consigue es más calor dentro que fuera. En la calle el aire fluye sin parar, pero en las viviendas se queda estancado y se mantiene cálido más tiempo. Por eso, hay que abrir las ventanas de un modo determinado, según sean de salida de aire o de entrada.

    • Las ventanas por las que saldrá el aire deben abrirse por completo. Hay que intentar que las ventanas de salida sean las que den directamente a la calle, donde el movimiento de aire es mayor.

    • Las ventanas por las que entra el aire se deben abrir solo un poco. Las ventanas que mejor sirven como entrada de aire son las que dan a patios interiores, donde el movimiento del aire es menor.

    Por las ventanas abiertas por completo, aunque sea solo un poco y despacio, el aire sale. Si por un lado se va, por otro tiene que entrar la misma cantidad casi al instante, y como las ventanas están menos abiertas, para que pase la misma cantidad que se fue, tiene que hacerlo más rápido, y su temperatura baja. Así, se crea una corriente de aire fresco.

  • Apagar electrodomésticos:

    Cuando se utilizan, se calientan y emanan calor. Si se puede evitar el empleo del secador, el lavavajillas o la televisión en días de mucho calor, el ambiente será más fresco. Lo mismo pasa con la cocina, por lo que durante el día conviene hacer comidas frescas que no requieran el uso del horno o encender la placa o los fuegos.

  • También se puede recurrir a los toldos:

    Este remedio tradicional ha evolucionado mucho. Ahora, se fabrican en materiales cuya composición repele las radiaciones y la altas temperaturas.

  • Usar plantas:

    Es también una vieja y eficaz receta. Las enredaderas, colocadas en la pared que recibe de forma directa el sol, proporcionan frescor y evitan que penetren el sol y el calor.

  • Emplear paneles y láminas translúcidas en los cristales:

    Unos vidrios normales dejan pasar al interior de la casa el 95% de la energía solar. Si están cubiertos, llega menos de una tercera parte.

  • Mantener las persianas cerradas:

    Para que no entre tanto calor, se deben bajar las persianas y encontrar el punto para que haya una luz tenue en las habitaciones que permita ver. Cerrarlas durante el día evita que las estancias se calienten.

  • En caso de recurrir a aparatos eléctricos para refrescar el ambiente, es mejor instalar ventiladores, tanto de techo como de pared, que aire acondicionado. Consumen mucho menos y, al crear el movimiento en el aire, también ayudan a disminuir la temperatura. Y, si se echa mano del aire acondicionado, conviene ajustar el termostato y no bajar de los 25/23 grados.

    Consejos de siempre para ahorrar luz

    «El sentido común es el menos común de los sentidos». Por ello, nunca está de más recordar unas pautas que se guían por este. Si se desea ahorrar este verano, y sofocarse solo por el calor veraniego y no por la factura eléctrica, es importante seguir unos sencillos, útiles y conocidos consejos:

    1. Nevera:

      Hay que controlar que el frigorífico esté siempre bien cerrado y que el burlete esté en buen estado. Solo se debe abrir cuando sea necesario. Además, conviene descongelarlo, ya que la escarcha crea un aislamiento que puede acarrear un 20% de consumo eléctrico suplementario.

    2. Cocina:

      Utilizar ollas a presión y, si no, taparlas siempre, porque el agua se calentará más rápido y consumirá menos

    3. Apagar luces en toda la casa:

      Aunque en verano los días son más largos y hay más luz, también se va a la cama más tarde. Al final, siempre hay luces encendidas que podrían estar apagadas. Usar luces de ambiente, además de bombillas de bajo consumo, es una solución para ahorrar.

    4. Ahorrar electricidad en el jardín:

      El verano, las altas temperaturas también nocturnas y los días de vacaciones sin tener que madrugar propician que las noches en el jardín se prolonguen. Para iluminarlo, bastará con unas velas, que harán más acogedor el ambiente y evitarán tener que pagar una elevada suma por tener encendidas las farolas del jardín o la terraza. Respecto a su mantenimiento, se debe evitar emplear aspersores y recurrir a la tradicional manguera.

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