Accidentes en la piscina, ¿cómo y a quién reclamo?

Si se tiene un accidente en la piscina, conviene fotografíar el lugar donde sucedió, buscar testigos y rellenar las hojas de reclamaciones para que quede constancia del hecho
Por Blanca Álvarez Barco 4 de julio de 2013
Img escalera piscina

Traje de baño, toalla, protector solar y chancletas… ¡A la piscina! El verano ha llegado, y con él los días de relax tumbados al sol. Pero también es tiempo de resbalones, cortes, golpes con el bordillo y traumatismos. ¿Qué hacer si se tiene un accidente en una piscina? ¿Ante quién y cómo reclamar? Según el tipo de lesión, se pueden o no obtener indemnizaciones, y la responsabilidad también varía en piscinas públicas o privadas. Aunque no es lo común, los accidentes suceden, por lo que conviene conocer qué pasos deben darse si se sufre un percance en una piscina y a quién reclamar responsabilidades, como se indica a continuación.

Accidentes de piscina y su responsabilidad

Los resbalones al bajar las escalerillas, los golpes con los bordes y los cortes son riesgos probables -e inevitables muchas veces- en las piscinas. Y, además, son los más frecuentes. Si un tranquilo día de descanso se ve truncado por un accidente, conviene saber qué hacer y, de ser preciso, cómo reclamar.

Hay sentencias judiciales que han obligado a indemnizar a los bañistas lesionados en una piscina

No es lo mismo hacerse un pequeño corte o tener un resbalón sin importancia que sufrir un traumatismo o terminar con una lesión importante derivada de que las instalaciones estén descuidadas o debido a la mala praxis de los socorristas. En algunos casos bastará con aplicar una cura, mientras que en otros se debe solicitar asistencia médica, reclamar e incluso pedir una indemnización.

Tanto las piscinas públicas como las privadas tienen el deber de mantener sus instalaciones en buen estado. Es su obligación proporcionar condiciones seguras y saludables, que estén libres de todo daño evitable.

  • Los accidentes que ocurren en las públicas se deben, casi siempre, a socorristas mal entrenados o situaciones de poco personal, condiciones de hacinamiento, superficies resbaladizas, drenajes defectuosos, profundidades de agua no señalizadas o mal señalizadas y otras circunstancias peligrosas.

  • En las privadas, se originan por falta de supervisión, equipos defectuosos, falta de puertas de seguridad, profundidades de agua poco o mal señalizadas y otras formas de negligencia.

Los responsables de un accidente son en algunas ocasiones los socorristas, si el percance se debe a que no ejecutaron bien su trabajo (o a una omisión de su deber). Pero, en última instancia, la responsabilidad recae en la Administración (ayuntamiento, diputación…) en el caso de piscinas públicas o el propietario, en el de las privadas. La justicia así lo ha reconocido en diversas sentencias, en casos de tetraplejia y lesiones en la columna.

Cuando se produce un accidente de gravedad y la responsabilidad es ajena al usuario de la instalación acuática, en función de la importancia y gravedad de la lesión, y las circunstancias en que se produzca, se puede reclamar una indemnización que repare el daño causado.

Qué hacer si se sufre un accidente en la piscina

Los organismos públicos o los propietarios de una piscina de uso público deben cumplir sus obligaciones, pero conviene dejar claro que el bañista no siempre tiene razón cuando se daña en una instalación de este tipo. Él también debe cumplir una serie de obligaciones, como respetar en todo momento las indicaciones, avisos y advertencias tanto de los socorristas como de los carteles que haya en el recinto.

Si aún así sufriera un accidente, ¿qué debe hacer?

  • Tomar imágenes del lugar donde ocurre. A ser posible, es mejor hacer una foto panorámica y alguna concreta del lugar. Trazar un plano de situación.

  • Describir la dinámica del accidente e intentar buscar testigos que no sean familiares ni amigos, ya que serán más objetivos. Además, conviene tratar de conocer si ha habido otros casos similares en la misma piscina.

  • Hay que explicar si la asistencia se recibe en el lugar, si se desplazó una ambulancia hasta allí… Es necesario recopilar todos los informes médicos de la lesión tanto los que se produjeron en el mismo momento como posteriores, si los ha habido.

  • Se debe localizar a un responsable de la piscina y rellenar hojas de reclamaciones donde quede constancia del accidente sufrido. Hay que quedarse con una copia con sello de entrada o justificante de recepción. Si no se puede hacer en ese instante, debe realizarse en cuanto se pueda.

  • En caso de necesitar sus servicios, y si se pretende obtener una indemnización que repare el daño, puede ser necesario contratar los servicios de un abogado y contemplar la posibilidad de ir a juicio.

Accidentes más comunes en las piscinas y cómo evitarlos

Los accidentes que se producen de manera más frecuente en las piscinas durante el verano son los siguientes:

  • Ahogamiento: el agua es peligrosa, y hay que ser precavidos. Nunca hay que bañarse en una piscina después de una gran ingesta de comida ni alcohol. Tampoco conviene fiarse de las dotes propias como nadador, y los niños que no sepan nadar nunca deben estar solos, sin la supervisión de un adulto.

    Tiene que haber suficiente número de escalerillas alrededor de la piscina y salvavidas. Además, debe tener vallas de seguridad.

  • Accidentes por resbalones, cortes y caídas se pueden evitar si no se practican juegos que supongan correr alrededor de la instalación acuática. Lo conveniente es instalar un pavimento rugoso alrededor del vaso y en áreas peligrosas sumergidas, como escaleras o zonas de baja profundidad.

  • Lesiones medulares y traumatismos: hay que tener especial cuidado al tirarse a una piscina y no se deben practicar juegos bruscos en ella.

  • Accidentes de desagüe:las rejillas protectoras de los desagües siempre tienen que estar bien colocadas.

  • Percances al manipular productos químicos: no se pueden mezclar ciertos productos, no se deben diluir aparte, sino en la piscina. Los envases de los productos químicos deben mantenerse siempre cerrados y lejos del alcance de los niños, y en lugares secos y protegidos del calor.

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