Practicar submarinismo: requisitos y coste

Para practicar submarinismo es obligatorio ser mayor de 14 años, tener licencia y un seguro de accidentes y responsabilidad civil
Por Rosa M. López-Maroto 14 de junio de 2009
Img buceo

Bucear es una de las actividades deportivas que cada año gana más adeptos, como atestiguan el aumento de la demanda de cursillos y de la aparición de tiendas especializadas en esta práctica. Entre las claves de su éxito se encuentra el hecho de que el submarinismo permite poder disfrutar al mismo tiempo de deporte y vacaciones. Pero no todo el mundo puede practicarlo; para hacerlo es preciso cumplir con una serie de requisitos y trámites: es obligatorio ser mayor de 14 años, tener licencia federativa y un seguro de accidentes y responsabilidad civil, además de ir acompañado de un mínimo de dos buceadores para realizar inmersiones, en el caso de los principiantes. En cuanto al equipo, se exige, al menos, uno básico que incluya un chaleco compensador de flotabilidad con hinchado automático y bucal, botella con sistema de control de presión interior, un profundímetro y tablas de descompresión u ordenador.

Si se han cumplido los 14 años y se está en buenas condiciones físicas, se puede practicar submarinismo. Para ello es necesario pasar con éxito un análisis, electrocardiograma, una espirometría, una revisión de oídos y una comprobación de la capacidad cardiovascular. Una vez superadas las pruebas, el interesado necesitará un certificado médico que acredite que es apto para el buceo, así como la licencia federativa que le faculte para poder practicar esta disciplina deportiva. Ésta le dará derecho a bucear en las aguas de cualquier país del mundo, hasta una profundidad máxima de 20 metros -buceador de una estrella-; si se desea aumentar la profundidad hasta 30 ó 40 metros, es preciso ascender en el rango (dos y tres estrellas, respectivamente) y acreditar haber realizado un mínimo de 40 inmersiones.

Nunca sin formación

Iniciarse en el submarinismo es fácil, aunque puede resultar caro. Lo usual es realizar un cursillo que ayude a desarrollar la mecánica de este deporte y, además, a habituarse al medio. Los cursos pueden realizarse tanto en centros situados en el litoral como en zonas de interior, a través de los organismos federativos. Su precio medio oscila entre 300 y 500 euros, en función de su duración y del centro seleccionado, aunque es posible acceder a una formación más económica (y más intensiva), como la que se imparte en los resorts vacacionales. La duración de los cursillos depende del grado de aprendizaje que se quiera adquirir, aunque por término medio es de entre tres y siete días para las nociones básicas; algunos cursos, se alargan hasta medio mes. Con respecto a las clases teóricas y prácticas, conviene informarse previamente sobre cuántas se van a recibir, así como del número de alumnos por grupo. Además, hay que conocer el precio total del curso, haciendo especial hincapié en saber si está incluido el equipo necesario para bucear o si se deberá añadir el gasto de tener que alquilarlo.

Un cursillo supone un desembolso inicial de entre 300 y 500 euros, aunque puede salir más barato si se realiza en un complejo hotelero

El equipo básico para practicar submarinismo debe comprender obligatoriamente el traje isotérmico (fabricado en neopreno), que se utiliza para mantener la temperatura corporal. De una o dos piezas, su precio oscila entre 300 y 1.000 euros, en función de si es húmedo o seco. Las aletas, otro complemento fundamental, pueden alcanzar los 100 euros, mientras que las gafas o máscara tienen un precio de entre 50 y 100 euros. Otro de los elementos imprescindibles para la práctica de esta disciplina son las botellas de aire comprimido, que no suelen bajar de los 200 euros y deben revisarse cada tres años. El chaleco hidrostático o ‘jacket’ permite controlar la flotabilidad y su precio es similar al de la botella. A ello hay que añadir el cinturón de plomos, que sirve de lastre para que el buceador pueda sumergirse. Y el regulador, imprescindible para poder respirar bajo el agua de forma natural (este reductor de presión permite respirar el aire contenido en la botella, regulándolo bajo demanda). De esta forma, un equipo completo básico puede tener un coste medio de entre 700 y 1.500 euros. Por ello, para quienes sólo deseen bucear esporádicamente lo más rentable es alquilar un equipo, una posibilidad que ofrece la mayoría de los centros de buceo de España.

Para sumergirse seguro

Acorde con el crecimiento de aficionados, el mercado asegurador ha incrementado también sus productos específicos para la práctica de este deporte. Son válidos en toda España (muchos también internacionalmente), y pueden contratarse en función de las necesidades de cada usuario y de la regularidad con que se practique esta actividad. El coste de las pólizas que hay en el mercado asegurador para buceadores con titulación depende del número de días contratados: un día, 6 euros; una semana, 10 euros; dos semanas, 15 euros; un mes, 20 euros; un año, 33 euros, y dos años, 60 euros. También existe la posibilidad de suscribir una póliza sin límites -que cubre generalmente un año-, desde 65 euros. Para los cursillitas aún si titulación también hay pólizas con tarifas similares, aunque su aplicación se reduce a un mes como máximo.

Antes de suscribir un seguro, conviene perder un rato analizando las necesidades de cobertura reales. Algunas pólizas limitan la profundidad máxima, mientras que otras incorporan un tratamiento de recuperación en los casos que sea necesaria la rehabilitación… Las más importantes son éstas:

  • Coberturas por accidente: aseguran la asistencia sanitaria médico-quirúrgica y sanatorial en los accidentes ocurridos en España sin límite de gastos; algunas pólizas también lo extienden a destinos internacionales.
  • Rehabilitación: incluyen un periodo de rehabilitación durante un plazo temporal largo, aunque ello suponga un encarecimiento de la póliza.
  • Profundidad máxima: algunos seguros limitan la profundidad máxima a la que se puede descender, y una vez rebasada quedan sin efecto las coberturas.
  • Responsabilidad civil: en el caso de que se perjudique a terceras personas por negligencia, el seguro debe contar con cobertura suficiente para poder asumir las indemnizaciones, por lo común muy elevadas. Por ello, conviene revisar esta cláusula ya que algunas compañías tienen un límite que oscila entre 50.000 y 100.000 euros; todo lo que exceda de esta cantidad debe ser abonado por el asegurado.
  • Otros accidentes: algunos seguros cubren únicamente el intervalo temporal desde que el buceador se pone el equipo hasta que se lo quita, por lo que los accidentes ocurridos antes o después de la inmersión (caída de la botella sobre los pies, lesiones originadas al ponerse el equipamiento, etc.) no están cubiertos.

Entre los productos diseñados para viajeros amantes del submarinismo, se encuentra el seguro «Aventura Plus», de la aseguradora Intermundial, incluye garantía de asistencia, garantía de gastos de anulación, reembolso de servicios no disfrutados, y la responsabilidad civil. Cuenta, además, con cantidades ilimitadas para el traslado sanitario -o repatraciación y traslado del cadáver- del asegurado y un acompañante. Tiene, sin embargo, un límite de hasta 15.000 euros para la búsqueda o rescate del asegurado, o de 300 euros por el pago de las muletas, por citar algunos ejemplos. Más coberturas, y límites más altos tiene la póliza «Dive Assure», aceptada por cualquier servicio médico de todo el mundo. «ExtraSub», otro seguro internacional creado especialmente para los buceadores deportivos de cualquier nivel, cubre los gastos ocasionados por el rescate, traslado o evacuación hasta el centro hospitalario y la asistencia médica, quirúrgica, y farmacéutica. Además, cubre la responsabilidad civil ante posibles reclamaciones interpuestas.

LA ESPECIALIDAD DECIDE EL PRECIO

Profundo, nocturno, navegación, foto submarina, multinivel y naturalista son las modalidades de buceo más importantes y demandadas por los aficionados. El tipo de submarinismo que se practique condiciona tanto el coste del equipo como el de la póliza que se vaya a contratar. Cada especialidad tiene un riesgo diferente -hay algunos tipos especialmente peligrosos, como el buceo bajo hielo o el espeleobuceo- y, por ende, las pólizas tendrán distintos precios y coberturas.

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