¿Vivir en una ciudad grande o pequeña?

Ni las ciudades grandes resultan siempre más caras, ni en las pequeñas urbes y pueblos hay mayor calidad de vida sin excepción
Por Blanca Álvarez Barco 1 de mayo de 2014
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Casi la mitad de la población española vive en ciudades con más de 75.000 habitantes, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) del año 2012. De hecho, de los más de 8.100 municipios que hay en España, 100 agrupan al 46% de toda la población del país. ¿Pero es más cómodo y barato residir en una urbe pequeña o en una grande? Aunque vivir en un pueblo puede a veces resultar más cómodo y barato, las grandes ciudades tienen promociones casi continuas y la variedad de productos es mucho mayor. Además, hay una oferta de empleo que no puede encontrarse en localidades menores. En este artículo se analizan los pros y contras de residir en poblaciones grandes o pequeños, en función de una serie de servicios básicos como colegios, acceso a servicios de salud, etc.

¿Ciudad grande o localidad pequeña?

  • Trabajo

    En este aspecto, las grandes ciudades ganan. En ellas es más sencillo encontrar un empleo, ya que hay muchas más ofertas. Además, los sueldos son más elevados (aunque también los precios de muchos servicios y artículos).

    Una urbe grande, además, sobrelleva mejor las crisis porque su industria y su economía están más diversificadas, y no depende de un solo sector. A ello hay que añadir que las multinacionales no están en poblaciones pequeñas, sino en las grandes. En las localidades de menor tamaño hay pequeñas y medianas empresas, que necesitan menos puestos de trabajo y no pagan tan bien.

  • Sanidad

    La oferta de hospitales públicos y privados no deja lugar a dudas en este caso, ya que las grandes ciudades cuentan con un cuadro mucho más numeroso de médicos y especialistas.

    Pero la atención personalizada y casi familiar de un médico de una pequeña ciudad o un pueblo no siempre se encuentra en las grandes urbes. Y, en las urbes más pequeñas, no hay listas de espera kilométricas para cualquier tipo de intervención. Por ello, para enfermedades que no sean de una gravedad extrema, quizás no compense estar en las ciudades más pobladas.

  • Desplazamientos

    En una urbe grande se gasta más en aparcamiento, gasolina… y, si se va en transporte público, en abonos de metro y bus. En cambio, en las ciudades pequeñas se va caminando a casi todos los sitios. Pero, a veces, debe cogerse el coche para ir a disfrutar de espectáculos o adquirir servicios que no están al alcance, y al final se gasta un dinero que en la localidad de más tamaño no es preciso derrochar.

  • Colegios

    La oferta de colegios (públicos, concertados y privados) es mucho mayor en las ciudades grandes. Pero sale más caro. Además de pagar comedor casi de forma obligatoria, es habitual utilizar servicios de guardería o dejar a los niños en actividades extraescolares para poder recogerlos al finalizar la jornada laboral, y, por supuesto, pagando por ello.

  • Compra

    En las urbes pequeñas hay menos oferta y poca variedad, pero los precios al hacer la compra, por lo general, son más baratos. Eso, en teoría, porque, al haber más competencia en las grandes ciudades, hay casi siempre numerosas ofertas y promociones. Respecto a las rebajas, son mayores también en las poblaciones grandes.

  • Vivienda

    Los pisos y casas son más baratos en las ciudades pequeñas. Además, también algunos suministros suelen tener menor coste.

  • Ocio

    Aparte de la indiscutible variedad, hay más ofertas. Restaurantes de cualquier nacionalidad, espectáculos (ópera, cine, musicales, teatro), exposiciones, museos, parques de atracciones, zoológicos… En las grandes ciudades hay miles de opciones para no aburrirse.

  • Telecomunicaciones

    Quienes viven en las urbes más grandes ven con normalidad tener ADSL, wifi, etc. y con numerosas operadoras, ofertas y promociones. Pero hay localidades pequeñas en que no es tan sencillo, o resulta mucho más caro.

  • Futuro

    A veces, las ciudades menos pobladas están llenas de personas que son más cómodas y conformistas, más mayores, y además hay mucha presión social, ya que «todo el mundo se conoce». Esto puede hacer que las localidades pequeñas sean más inmovilistas y afronten el futuro con menos ambición.

¿Y la calidad de vida? Hay para todos los gustos

La calidad de vida puede ser algo muy subjetivo. Porque si a unos les parece que lo máximo para disfrutar es estar en la montaña o cerca del mar, otras personas valoran que ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Valencia reúnen requisitos únicos. Allí tienen los más importantes museos y bibliotecas, espectáculos, cines y teatros, fútbol y baloncesto de primera categoría, tenis… todo al alcance de cualquier persona.

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